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Blas Álvarez Miraval. La conservación de la salud del cuerpo y del alma

Introducción, edición y notas

by Eduardo Álvarez de Palacio (Volume editor) Ángel Ruiz Pérez (Volume editor)
©2024 Others 626 Pages
Series: Humanistas españoles, Volume 42

Summary

Edición a cargo de Eduardo Álvarez del Palacio y Ángel Ruiz Pérez de la obra La conservación de la salud del cuerpo y del alma, escrita por el médico humanista y profesor de la Universidad de Salamanca Blas Álvarez Miraval, que vivió a caballo de los siglos XVI y XVII. Santiago García Morilla hace un estudio sobre el autor y la obra y Ángel Ruiz Pérez analiza las fuentes.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor/el editor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • Contenido
  • PRESENTACIÓN
  • INTRODUCCIÓN: Blas Álvarez Miraval: medicina y salud
  • LAS FUENTES DE LA OBRA DE MIRAVAL
  • EDICIÓN: LIBRO DE LA CONSERVACIÓN DE LA SALUD DEL CUERPO Y DEL ALMA
  • Enmiendas
  • Tasa
  • Aprobación
  • El Rey
  • Prólogo al serenísimo príncipe don Felipe nuestro Señor.
  • Philippum Hispaniae regem potentissimum, pietatis cultorem, religionis christianae clypeum, iusti aequique parentem, publicae quietis conservatorem, principem optimum ac foelicem, subiectis parcentem, superbos debellantem, pacis amicum, reipublicae suae amatorem.
  • Prólogo al lector
  • Capítulo primero . en el cual se trata de cuánto valor y de cuánta excelencia sea la salud del hombre. Y cómo uno de los más eficaces medios para tenerla y procurarla es la virtud.
  • Capítulo II. En el cual se trata cómo la ociosidad corrompe y destruye las fuerzas y salud del cuerpo y del alma. Y cómo es autor famoso de infinitos vicios.
  • Capítulo III. En el cual se trata de la excelencia del hombre.
  • Capítulo IIII. En el cual se trata si es posible con el beneficio de la medicina y con sus preceptos y avisos alargar por algún espacio de tiempo más el período de la vida.
  • Capítulo V. En el cual se prosigue y determina la duda si es posible con los remedios y avisos de la medicina dilatar el espacio y período de la vida por algunos años más.
  • Capítulo VI. En el cual se trata cómo de la enfermedad del cuerpo viene a enfermar el alma y cómo de la enfermedad del alma viene a enfermar el cuerpo.
  • Capítulo VII. En el cual se prosigue el intento del pasado y se trata cómo de la enfermedad del alma viene a enfermar el cuerpo.
  • Capítulo VIII. En el cual se trata cómo las enfermedades del cuerpo traen su origen de nuestros pecados. Y cómo por permisión de Dios los ángeles malos nos atormentan con enfermedades, y de su cura y remedio.
  • Capítulo IX. En el cual se trata cómo conviene mucho para la conservación de la salud, para las buenas costumbres y para el buen ingenio de los hijos que las madres honradas y nobles den leche y críen a sus hijos.
  • Capítulo X. En el cual se trata de la naturaleza de la leche y si es bueno su mantenimiento.
  • Capítulo XI. En el cual se trata dos singulares remedios para que los hombres mozos, y ni más ni menos los viejos, conserven su cuerpo firme y robusto por mucho tiempo y con que puedan alargar los años de su vida.
  • Capítulo XII. En el cual se trata de la naturaleza, del número y propiedades de los vientos. Y cuáles sean las zonas más principales y habitables.
  • Capítulo XIII. En el cual se trata del aire y cómo conviene para la conservación de la salud elegir el que sea templado.
  • Capítulo XIV. En el cual se trata cómo se conocerá el aire si es bueno. Y si el aire se puede podrecer. Y si puede dar mantenimiento alguno.
  • Capítulo XV. En el cual se trata cuál de los elementos es más necesario para la vida humana y de su excelencia y virtud, y donde particularmente se trata de la tierra.
  • Capítulo XVI. De la grande excelencia del agua, y de sus maravillosas virtudes.
  • Capítulo XVII. De la admirable naturaleza del fuego y de sus levantados y casi divinos efectos.
  • Capítulo XVIII. En el cual se trata cuál sea la parte más principal de la tierra, la mejor y más saludable, y si la región o clima produce los buenos ingenios.
  • Capítulo XVIIII. En el cual se trata cómo la comida y la bebida alteran el cuerpo humano, y de sus daños y provechos.
  • Capítulo XX. En el cual se trata si la cena ha de ser mayor que la comida o al contrario y si la diversidad de los manjares es dañosa, y del orden de las comidas.
  • Capítulo XXI. De algunos avisos y documentos muy provechosos en la comida y bebida para todo género de estados.
  • Capítulo XXII. Cómo es muy dañosa la mucha comida y bebida para la conservación de la vida.
  • Capítulo XXIII. De los extremos males que causa para la salud del cuerpo y alma el mucho uso del padre Baco, en el cual hay singular doctrina y erudición.
  • Capítulo XXIV. De los provechos del sueño y de la vigilia para la conservación de la salud y, siendo estas dos demasiadas, los graves daños que de sí engendran.
  • Capítulo XXV. En el cual se trata en qué parte del cuerpo se hace el sueño y cuál sea su causa y cómo se hace.
  • Capítulo XXVI. En el cual se trata de los sueños y cómo se hacen y lo que significan en la disposición del cuerpo.
  • Capítulo XXVII. Cuánto convenga para la conservación de la salud el ejercicio.
  • Capítulo XXVIII. Cómo conviene para la conservación de la salud el ejercicio de la caza.
  • Capítulo XXVIIII. En el cual se trata si la venus es provechosa para los casados para la conservación de la salud. Y avisamos a todo género de estados que los ocho capítulos que se siguen de esta materia tienen rara erudición y provecho para el cuerpo y el alma.
  • Capítulo XXX. De los graves daños y de los infinitos males que causa la demasiada y superflua venus para la salud.
  • Capítulo XXXI. Cómo conviene saber para qué eviten los hombres la superflua venus, que en tal acto se hace evacuación de mucha sangre que es tesoro de la vida, y de otros gravísimos males que de él se siguen.
  • Capítulo XXXII. En el cual se trata cómo la superflua venus ofende universalmente a todos los miembros del cuerpo humano y particularmente a cada uno.
  • Capítulo XXXIII. En el cual se trata cuál naturaleza o complexión, cuál edad y qué tiempo es más aparejado para el ejercicio de la venus entre los casados y juntos en el santo matrimonio.
  • Capítulo XXXIV. De singulares remedios para evitar y huir de las pasiones de la venus y de la lujuria.
  • Capítulo XXXV. En el cual se prosiguen los remedios singulares contra el apetito de la venus.
  • Capítulo XXXVI. Donde se prosiguen los singulares remedios contra el apetito de la venus y lujuria.
  • Capítulo XXXVII. En el cual se trata por qué muchas veces los hijos no se parecen al padre ni a la madre y por esta razón se aconseja a los casados que al tiempo de engendrar los hijos no tengan el ánimo divertido en otras cosas ni estén tristes ni melancólicos y que ambos casados sean virtuosos y de buenas costumbres.
  • Capítulo XXXVIII. Cómo el amor santo bien ordenado hace mucho al caso para conservar la salud.
  • Capítulo XXXIX. En el cual se prosigue la excelencia del amor, su hermosura y lindeza, y la importancia que tiene para la salud humana.
  • Capítulo XXXX. En el cual se trata cómo la similitud es causa del amor y cómo el mejor remedio para ser amado es amar.
  • Capítulo XXXXI. En el cual se trata cómo es grave daño para conservar la salud a los hombres viejos ser enamorados.
  • Capítulo XXXXII. Cómo la música hace mucho al caso para conservar la salud. Y cómo puede ser medicina para muchas enfermedades.
  • Capítulo XXXXIII. En el cual se trata cómo la hermosura del cuerpo tiene grande valor para la salud y cómo ella en sí es muy preciosa.
  • Capítulo XXXXIV. En el cual se trata si es más conveniente para la conservación de la salud y para la buena policía casarse con mujer fea o con mujer hermosa. Y se prueba que es mejor casarse con mujer fea.
  • Capítulo XXXXV. En el cual se prueba que es mucho mejor para la buena policía y conservación de la salud casarse con mujer hermosa que con fea.
  • Capítulo XXXXVI. En el cual se trata cómo la sabiduría y ciencia es gran parte para alargar la vida y conservar la salud.
  • Capítulo XXXXVII. En el cual se trata cómo el ignorante y necio no puede tener salud perfecta ni dichosa.
  • Capítulo XXXXVIII. En el cual se trata cómo el hombre de mala conciencia no puede tener salud corporal.
  • Capítulo XXXXVIIII. En el cual se trata cómo para la conservación de la salud y para remedio de muchas enfermedades son de gran provecho las cosas nacidas primero, como la leche del primer parto, la lana del primer cordero, los primeros membrillos que llenan el árbol.
  • Capítulo L. En el cual se trata cuál sea la causa que los hijos primogénitos sean más amados de sus padres.
  • Capítulo LI. En el cual se trata cómo el demasiado amor de donde nacen los celos es contra la salud del hombre y así se deben huir, pues pueden ser causa de muerte.
  • Capítulo LII. En el cual se trata cómo el uso y costumbre que tienen las mujeres de aderezar y enrubiar sus cabellos y rostros y la superfluidad y lujuria de sus atavios y galas les suele acarrear graves enfermedades y muchas veces la muerte.
  • Capítulo LIII. En el cual se prosigue la materia del pasado, se prueba y averigua cómo el afeite y demasiado aderezo de las mujeres es antes para afrenta y deshonra suya y lo que de esto han sentido muchos autores gentiles y cristianos.
  • Capítulo LIIII. En el cual se trata cual sea la causa que si una mujer se ahoga anda el cuerpo nadando boca abajo y el del hombre boca arriba.
  • Capítulo LV. En el cual se trata cómo el hombre soberbio ha de tener por sospechosa su salud corporal y por tanto le convendrá desechar el tal vicio.
  • Capítulo LVI. En el cual se trata cómo cada cual debe procurar la virtud de la prudencia, pues con ella se vive más dichosamente y se conserva mejor la salud y se alargan los días de la vida.
  • Capítulo LVII. En el cual se trata cómo la templanza en todas las cosas hace la vida más dichosa y más larga.
  • Capítulo LVIII. En el cual se trata cómo la costumbre es otra naturaleza y cómo tiene grande eficacia para disponer el cuerpo y el alma, de donde se saca el peligroso estado de los que tienen larga costumbre de pecar.
  • Capítulo LVIIII. En el cual se trata cómo el invidioso se va cortando y cercenando los días de su vida y cómo antes se debe contar entre los muertos y no en el número de los vivos.
  • Capítulo LX. En el cual se trata cuál de los tiempos del año es más saludable y cuál es más peligroso. Y si para la prevención de la vida humana es de más excelencia la consideración del tiempo presente o del pretérito o del futuro.
  • Capítulo LXI. En el cual se prosigue el intento del capítulo pasado: si para la prevención de la vida humana y para su felicidad y buena dicha es de mayor excelencia consideración del tiempo presente o del pretérito o del futuro. Tócase particularmente la excelencia del tiempo ya pasado y los grandes bienes que de su consideración resultan.
  • Capítulo LXII. En el cual se trata cómo para la prevención de la vida humana y para su felicidad y buena dicha es de grandísima importancia la consideración del tiempo futuro.
  • Capítulo LXIII. En el cual se trata la grande excelencia que tiene el tiempo presente para hacer muy dichosa la vida de nuestra alma y cuerpo.
  • Capítulo LXIIII. En el cual se trata cómo con verdad solamente se puede decir que el bueno y virtuoso tiene vida dichosa y bienaventurada.
  • Capítulo LXV. En el cual se trata cómo para vivir vida muy dichosa habemos de usar del grande bien de la libertad y cómo aquel solo es verdaderamente libre y verdaderamente rey, el que así solo se manda y sirve a Dios.
  • Capítulo LXVI. En el cual se trata si las enfermedades las habemos de contar en el número de los males o en el número de los bienes.
  • Capítulo LXVII. En el cual se trata si la muerte la habemos de contar en el número de las cosas tristes y desdichadas o en el número de las cosas dichosas y gloriosas.
  • Capítulo LXVIII. En el cual se trata cómo cuando entre el marido y mujer no tienen hijos, de qué manera se conocerá cuál de los dos es el estéril y cuáles son las mujeres que no son aparejadas para tener hijos y si la mujer es más caliente que el varón y más inclinada al acto venéreo.
  • Capítulo LXVIIII. En el cual se trata si en el acto venéreo recibe más delectación el hombre o la mujer. Y si apetecen más el tal acto las doncellas o las que ya lo han experimentado.
  • Capítulo LXX. En el cual se trata si la mujer se puede convertir en varón y si el varón se puede convertir en mujer. Y si en los árboles y yerbas hay varón y hembra. Y cómo no teniendo más de un seno la madre de la mujer se engendran muchos hijos. Y cómo se engendran los monstros y por qué el infante en el vientre no tiene necesidad del uso del corazón. Y por qué la orina y el sudor que de sí desechan los niños estando en el vientre no se podrece y de qué provecho son estos dos excrementos todo el tiempo en la preñez allí encerrados.
  • Capítulo LXXI. En el cual se trata cómo para vivir vida más dichosa y para más felices sucesos en las cosas grandes y dificultosas son de más importancia las fuerzas del ánimo que las del cuerpo.
  • Capítulo LXXII. En el cual se trata si para vivir vida más dichosa y honrosa será mejor camino procurar y buscar la honra o el menospreciarla.
  • Capítulo LXXIII. En el cual se trata cómo la virtud es singular medio para vivir vida más dichosa. Y cómo en la virtud está la verdadera nobleza.
  • Capítulo LXXIIII. En el cual se trata si la impresión de los cuerpos celestiales sean causa que en algunas regiones haya particular virtudes o vicios en los hombres y diversidad de costumbres.
  • Capítulo LXXV. En el cual se trata si para vivir vida más larga es mejor vivir en lugares calientes o en lugares fríos y por qué los que viven en regiones muy frías o en excesivo calor son de rostros muy feos y en costumbres salvajes. Y si los hombres criados en lugares fríos serán más sabios que los que se crían en lugares calientes o al contrario.
  • Capítulo LXXVI. En el cual se trata cuál de los cinco sentidos del cuerpo es más excelente para el beneficio de la vida humana y si estos cinco sentidos en los cuerpos glorificados allá en el cielo impíreo ejercitarán su oficio.
  • Capítulo LXXVII. En el cual se trata si los cinco sentidos corporales en los cuerpos glorificados en el cielo impíreo usarán y ejercitarán sus oficios.
  • Capítulo LXXVIII. En el cual se trata la vana opinión y mera locura que los filósofos, los poetas y astrólogos tuvieron diciendo que cada hombre vivía y moría, enfermaba o sanaba según su hado.
  • Capítulo LXXVIIII. En el cual se ponen los grandes inconvenientes que a esta locura y ficción del hado se siguen. Y se prueba y averigua que en los actos humanos y voluntarios ni hay sujeción ni necesidad de hado.
  • Capítulo LXXX. En el cual se trata si es verdad que los médicos en curar a los enfermos son más afortunados unos que otros de algunas estrellas del cielo y lo mismo se pregunta el labrador en su sementera y del jugador en el juego. Y si desde el principio puso Dios estas estrellas en el firmamento con algunas figuras o imágenes de los animales de la tierra.
  • Capítulo LXXXI. En el cual se trata quiénes sean los que pueden hacer nuestra vida dichosa y bien afortunada. Y qué cosa sea la fortuna y sus condiciones.
  • Capítulo LXXXII. En el cual se trata si hay algunas estrellas que puedan hacer al hombre rico, poderoso y dichoso o si por el contrario haya otras que lo hagan pobre, miserable y desdichado. Y cuál sea la opinión más sana y más llegada a razón sobre este particular.
  • Capítulo LXXXIII. En el cual se trata cómo para la buena crianza de los hijos, para las buenas costumbres y para su estimación y nombre es de mucha importancia criarlos en ciudades principales y nobles. Y cómo también se debe saber que no la ciudad ni el lugar dan lustre y resplandor a los hombres, mas antes los hombres a las ciudades.
  • Capítulo LXXXIIII. En el cual se trata quién será mejor juez para distinguir el bueno o malo entendimiento y juicio del hombre, el médico o el astrólogo. Y por qué causa los animales brutos con algunos movimientos nos dan a entender los efectos que han de venir. Y si las maravillosas cosas que aparecen en algunos cuerpos de los difuntos como el no corromperse o crecerles la barba se haya de atribuir a milagro o a naturaleza o al demonio.
  • Capítulo LXXXV. En el cual se trata por qué causa en el microcosmo, que es este pequeño mundo del hombre, el alma, que es la parte más noble y más poderosa, no rige y manda al cuerpo, como en el mayor mundo, al cual llamaron los filósofos animal grande, los cuerpos superiores y más poderosos rigen por cierto orden natural sin alguna resistencia los cuerpos inferiores. Y si el mal de ojo que hacen las viejas a los infantes y niños es obra natural o diabólica.
  • Capítulo LXXXVI. En el cual se trata si en algún tiempo cesará la contrariedad, la desigualdad y guerra perpetua que en nuestros cuerpos hay por razón de los cuatro elementos, de suerte que vengan a estar en suma paz y en concordia.
  • Capítulo LXXXVII. En el cual se trata cómo el dinero y las riquezas, usando bien de ellas, hacen mucho al caso para la conservación de la salud y para vivir vida más dichosa.
  • Capítulo LXXXVIII. En el cual se trata si en todas las especies de los animales es verdad que el macho es de mayor virtud y fuerza que la hembra. Y si para el buen suceso de los negocios de la vida humana será acertado tomar el consejo de la mujer y de los que poco saben.
  • Capítulo LXXXVIIII. En el cual se trata cómo siendo nuestra alma de naturaleza tan noble e inmortal, habitando en casa tan miserable y caediza, es necesario procurar la salud del cuerpo para que, entretanto que durare su hospedaje en él, viva con mayor sosiego.
  • Capítulo LXXXX. En el cual se trata si para conocer algunas cosas venideras como es la salud o enfermedad de alguno es cosa razonable guardar o tener cuenta con algunas señales. Y si en las cosas dudosas y que los humanos ingenios no pueden determinar, si es buen medio echar el negocio por suertes.
  • Capítulo LXXXXI. En el cual se trata cómo debe ser continua nuestra memoria en encomendarnos al ángel de nuestra guarda, pues siempre en nuestras graves enfermedades del cuerpo y del alma y en los más eminentes peligros asiste en nuestro favor y ayuda.
  • Capítulo LXXXXII. En el cual se trata cómo para vivir vida bienaventurada en la casa y república del hombre, que consta de cuerpo y alma, no ha de haber más de un señor que mande y este ha de ser el alma.
  • Capítulo LXXXXIII. En el cual se trata cómo para vivir vida muy dichosa habemos de procurar no beber la mandrágora ni desnudarnos las alas del alma; mas antes procurar de renovarlas, sacando agua de los cuatro ríos con que se riega y lava el paraíso de Dios.
  • Capítulo LXXXXIIII. En el cual se trata por cuál razón no tuvo necesidad la mujer de tener barbas en el rostro como el hombre.
  • Capítulo LXXXXV. En el cual se trata por qué causa algunos filósofos y santos llamaron a la mujer mal necesario. Y por qué la mujer y la yegua entre todas las especies de los demás animales después de haber concebido apetecen el coito. Y por qué las mujeres pocas veces se emborrachan, y si esto le aconteciere, cuál será su remedio.
  • Capítulo LXXXXVI. En el cual se trata por qué al flamen dial en Roma, que era el sacerdote del Dios Júpiter, no le era permitido no solamente no tocar con sus manos la yedra, pero ni aun nombrarla.
  • Capítulo LXXXXVII. En el que se trata cómo el oficio de curar los enfermos es oficio de santos y de ángeles y de Dios, a los cuales deben los médicos de imitar. Y cómo en nuestras enfermedades y en la conservación de nuestra salud primero se debe acudir a Dios, que es verdadero médico del cuerpo y del alma y luego a los médicos corporales.
  • Capítulo LXXXXVIII. En el cual se trata cómo para la conservación de la salud del cuerpo y del alma y para vivir vida más dichosa y para mejores y más felices sucesos de la vida humana es de grande importancia tener mucha cuenta con los fines y principalmente con uno.
  • Capítulo LXXXXVIIII. En el cual se trata cómo para vivir mejor y más dichosa vida debe cada uno de todos los hombres medir su sombra. Y cómo la grosedad del cuero es indicio de poco juicio y de bronco entendimiento. Y de los maravillosos efectos de la sal para el uso y provecho de la vida humana.
  • Capítulo C. En el cual se trata cómo para vivir vida más dichosa es menester que cada uno juegue en su casa un singular juego. Y que el hombre principal y cristiano ha de ser como un cuadrado. Y si para el buen entendimiento es mejor la cabeza grande o pequeña.
  • Capítulo CI. En el cual se trata cómo, para tener un hombre más entera salud en el cuerpo y en el alma y para gozar de la vida más honrosa, más dichosa y gloriosa, consiste en el punto y consideración de su buena muerte.
  • Capítulo CII. En el cual se trata de cuánto provecho hayan sido para la vida y salud de los hombres bien considerados los filósofos que dijeron que la muerte tiene los pies de lana y que el sueño y la muerte nunca caminan de día y que siempre andan en tiempo y horas oscuras, como hijos de la noche.
  • Capítulo CIII. En el cual se propone y muestra el grande argumento y las vivas espuelas que tiene el cristiano para vivir mejor y más sana vida.
  • Capítulo CIIII. En el cual se trata cómo para que mejor aprendamos la ciencia y sabiduría de la conservación del cuerpo y del alma y para que mejor nos salgan y sucedan todos nuestros negocios tocantes a la honra y vida de los hombres, habemos primero de comenzar de Dios pidiéndole con hacimiento de gracias nos dé su sabiduría y dé su principio y fin a los principios y fines de nuestras cosas.
  • Capítulo CV. En el cual se trata cómo para tener más salud en el cuerpo y en el alma y para gozar de mayores fuerzas tiene obligación cada uno a no edificar cárcel para sí propio. Y cómo también es de grandísimo provecho para nuestra vida la comida de los buitres y el mirarnos cada día en el espejo. Y por qué los hombres cojos son muy libidinosos y las virtudes que estos tienen.
  • Capítulo CVI. En el cual se trata cómo el arte de la medicina, por la variedad de opiniones que en ella hay y por las varias mixtiones y composiciones de medicamentos que en sí contiene y por el veneno y ponzoña que en algunos de estos medicamentos hay, no solamente no es digna de vituperio, mas antes de grandísima alabanza ella y sus inventores.
  • Capítulo CVII. En el cual se trata si los hombres de nuestros tiempos viven más o menos años que los antiguos. Y si son de menos fuerza o de más flaca naturaleza.
  • Capítulo CVIII. En el cual se trata si para la conservación de nuestra salud es más aparejada y mejor la vida activa o la contemplativa.
  • Capítulo CVIIII. En el cual se trata si la vida que llaman mixta, que consta de la vida activa y contemplativa, es mejor la conservación de la salud corporal que la activa de por sí o que la contemplativa sola.
  • Capítulo CX. En el cual se trata si una medicina simple o un manjar simple es mejor para la conservación de la salud que la medicina compuesta o la variedad de los manjares.
  • Capítulo CXI. En el cual se trata cómo el mucho uso de las purgas y medicinas es muy enemigo de la conservación de la salud de los hombres.
  • Capítulo CXII. En el cual se trata si es mejor para la curación de los enfermos la asistencia de uno o de muchos médicos.
  • Capítulo CXIII. En el cual se trata cómo para vivir mejor vida y gozar de años más dichosos y mejorados es menester que cada cuál de nosotros dé el sustento al gallo. Y por qué pintaban a Esculapio con un báculo nudoso en la mano y con un dragón recostado a sus pies.

Santiago García Morilla

INTRODUCCIÓN: Blas Álvarez Miraval: medicina y salud

El tratado escrito por Blas Álvarez Miraval, titulado La conservación de la salud del cuerpo y del alma, está íntegramente dedicado al análisis de todos aquellos factores internos y externos que influyen en el mantenimiento de un buen estado de salud. La primera edición está fechada en 1597, impresa por Santiago del Canto, y publicada en Medina del Campo y hay una segunda sin cambios, salvo en la portada, impresa en Salamanca, por Andrés Renaut en 1601.

El eje de esta introducción es seguir el orden metodológico derivado del esquema de las sex res no naturales, variables que dependen del propio individuo para conservar su salud:

La variedad temática desplegada por su autor en los ciento doce capítulos, en torno a las seis cosas no naturales, abarcan temas tan dispares como el ambiente, la comida y la bebida, el ejercicio y la quietud, el sueño y la vigilia, la depleción y repleción y los estados de ánimo.

I- Datos biográficos

Hemos tenido que reconstruir la biografía del autor, ya que se desconocía prácticamente todo lo referido a él. Hemos encontrado datos en el Archivo de la Universidad de Salamanca, en la localidad de Carmona, donde nació. Sin embargo, no se pudo confirmar su fecha de nacimiento, ya que los documentos que encontramos en los registros de nacimiento parroquiales no fueron de utilidad, por su estado de deterioro.

En el Archivo Municipal de Salamanca consultamos la dote que presentó para su matrimonio, donde aparecen al fin sus primeros registros: su nombre y su firma por primera vez, como el licenciado Miraval. Son libros de registro originales escritos en letra procesal, que datan de 1574. En el Archivo universitario, en el libro de matrículas, en 1578, aparece como lugar de nacimiento, Carmona, arzobispado de Sevilla:

Reza el original que tenemos en la imagen en letra procesal:

Blas de Mirabal, natural de Carmona diócesis de Sevilla, bacalaureatus a primero de hebrero 1578.

Curiosamente otro documento, su solicitud de Licenciado, documenta que fue impugnada por otros dos bachilleres, D. Francisco de Hortega y don Pero Rodrigues. La razón que ambos alegaban era la de su mayor antigüedad en el grado de bachiller, por lo que entendían que se les debía de aceptar a trámite antes que al bachiller Miraval. Estos datos son recogidos por el secretario y notario para el acto académico, quien refleja que finalmente son los tres los que accederán para que se les acepte a trámite dicha publicación para licenciado, todo ello previa presentación de una memoria por parte de los tres aspirantes. Es importante resaltar que en el encabezamiento de todos y cada uno de los registros llevados a cabo por el secretario y notario, se refleja que es natural de Carmona y vecino de Salamanca. En dichos documentos es donde se recoge la fecha de Bachillerato de Miraval, que data de 26 de mayo de 1578. Tomando como referencia esta fecha podemos poner en duda la fecha de nacimiento de 1565 que registran los principales manuales de medicina. Deduciendo de los datos anteriormente referidos, la fecha aproximada de su nacimiento podemos aventurarnos a establecerla en torno al año 1560 o 1559.

El documento del acto de Licenciatura señala la presencia de dos testigos vecinos de Carmona, quienes tras el debido juramento, reconocen al protagonista como “hombre honesto, de buena vida y costumbre y recogimiento”. Es interesante el dato, por su formación teológica, de la que poco o nada sabemos, aparte de conocer por los documentos consultados que tenía la condición de prebendado de Sevilla, según una carta de poder a un arriero. Blas de Miraval fue examinado con dos preguntas bajo el mismo procedimiento. El doctor examinador coge la obra que desea por tres partes diferentes y elije una. En este caso el examen constó de una parte en la cual se le preguntó por el capítulo 13, en la segunda sección del Libro de los Aforismos de Hipócrates y la otra parte del Libro de Arte Médica de Claudio Galeno, en el capítulo 43.

Cabe destacar la presencia de dos figuras de máximo reconocimiento de la época, Francisco Sánchez de las Brozas, El Brocense, destacado latinista, y por otra Fray Luis de León, quien también estuvo en el ejercicio de Miraval, aunque los documentos no nos indican en calidad de qué.

Posteriormente, y tras realizar el ejercicio de examen, se disponen a puntuar en secreto y por escrutinio, una vez que el protocolo mandaba salir de la capilla del siguiente modo:

Y habiéndolo hecho, luego el dicho maestrescuela le dio sus derechos y propinas a cada uno de ellos y, con ellas, a cada uno dos letras: una a y una erre para que votase secretamente. Los cuales las recibieron y, recibidas, votaron todo hasta no quedar ninguno. Y, habiendo votado, luego el dicho maestrescuela tomó en sus manos las dichas cajas de los votos y, en presencia de todos y sobre una mesa, descubrió los votos de la caja blanca donde se echan las aes, y todas parecieron aes A.A.A.A.A. Por manera que todos le dieron aes con sus votos unanimiter et nemine prorsus discrepante, etc. De la cual aprobación yo, el presente notario y secretario doy y hago fe porque lo vi. Y con esto se acabó el dicho examen. Y así se publicó y dijo. Testigos: unos y otros y yo, el dicho notario y secretario. Pasó ante mí Andrés de Guadalajara, notario y secretario2.

Así, al bachiller Blas de Miraval le fue concedido el grado de Licenciado en Medicina por la Universidad de Salamanca, con fecha 5 de mayo de 1581:

Y el dicho vicecancelario, autoridad apostólica, se lo dio y concedió habiéndole y tomándolo nuevamente de Licenciado en Medicina por esta Universidad. Y dijo y publicó en altas voces cómo habia sido aprobado en su examen por todos los doctores y maestros que en él se hallaron. Por lo qual le dio licencia para que se haga doctor en Medicina por esta Universidad quando quisiere e por bien tuviera (fol. 196v).

Pocos datos más tenemos certeros. Sabemos a través de una carta de poder de 1 de marzo de 1575, inédita también, de Blas Álvarez de Miraval, de una serie de dineros que le debe el cabildo de Sevilla y que autoriza para cobrar en su nombre a Antonio Blanco, su arriero personal. Otro pequeño documento que aporta un dato interesante es una carta de pago, a través de la cual conocemos el nombre de su mujer, María de Mendiola, y cómo Miraval, otorga a sus suegros, Andrés Sánchez y Ana Mendiola, carta de pago de la dote de su mujer.

II- La obra de Blas Álvarez de Miraval

El tratado de Miraval aparece en 1597, en el contexto de la literatura higiénico- médica de la época, como una obra englobable dentro de las conocidas como regimientos de salud, enmarcadas por su contenido en la medicina preventiva.

Tiene como figuras de referencia a Luis Lobera o Cristóbal Méndez, aunque Álvarez de Miraval destaca por su formación como teólogo, además de como médico y sus mayores problemas provienen de querer armonizar los conocimientos médicos, todavía limitados en muchos aspectos, con planteamientos teológicos a veces demasiado literalistas o usados en argumentaciones médicas, más necesitadas de discusión propiamente médica.

En su obra, De la conservación de la salud del cuerpo y del alma, la salud del individuo es el eje central y constante. Prácticamente no veremos un solo capítulo de la obra donde el término salud no aparezca reflejado, ya sea desde el punto de vista físico o del alma, bien es cierto que realizando un estudio más pormenorizado podemos entrever cómo en líneas generales el estudio de la salud desde el punto de vista físico es el aspecto con más peso a lo largo de la misma. Hemos de tener en cuenta que estos tratados iban destinados en su inmensa mayoría a servir de guía para la formación de las clases nobles, reyes o personas de la corte. Estas clases manifestaban su preocupación por mantener la salud y alcanzar aquello que no podían obtener por medio del dinero o del poder, bien diferente a las preocupaciones propias del pueblo, cuya lucha diaria consistía en cubrir sus necesidades básicas de alimentación y subsistencia. Para ese segmento de la población, la salud se convierte en un tema perentorio; en numerosas ocasiones encargaban obras a los médicos personales o de la corte o pedían asesoramiento a aquellos que consideraban con autoridad en la materia.

Sea como fuere, De la conservación de la salud del cuerpo y el alma se presenta como una obra monumental, destinada para que la consultasen las clases más poderosas, a lo que ayudarían las indicaciones marginales y los índices temáticos, muy pormenorizados. La obra, en un solo volumen, hacía una función de vademécum o de lectura de interés sobre temas de salud, dieta, aires y ejercicio físico.

Consta de ciento doce capítulos. En treinta y cinco de ellos aparece directamente el término salud y en otros dos el término saludable. Sin embargo, prácticamente la totalidad del resto tiene que ver con la salud de manera directa mientras que en otros la cuestión de tipo de moral enlazará más tarde igualmente con la salud. Hay que apuntar que en muchos casos, no aparece el término salud porque da continuidad al capítulo anterior, por lo que lo omite, mientras que en otros el término salud se sustituye por un pronombre. Podríamos englobar los ciento doce capítulos en una serie de bloques en función de la disparidad temática, por lo que podrían agruparse en:

Cuestiones del alma.

Cuestiones relacionadas con el movimiento y el ejercicio físico.

Cuestiones sobre las enfermedades/enfermos y su curación.

Cuestiones relacionadas con la alimentación.

La familia, los hijos y la mujer como protagonista en sí misma.

Cuestiones beneficiosas desde el punto de vista de la salud.

Cuestiones y aspectos negativos relacionados con la salud.

Sobre aspectos sexuales y la salud.

El ambiente y las zonas para vivir de manera saludable, así como los elementos de la materia (agua, tierra, fuego y aire) y su relación con la salud.

Otras cuestiones.

Podemos afirmar que no existe ningún capítulo que no esté ligado con la salud, aunque en su epígrafe pueda resultar en ocasiones algo ambiguo o inclusive general, pero lo cierto es que no cabe la menor duda que el planteamiento fue eminentemente práctico y que el autor no escatimó esfuerzos en estudiar en profundidad todos los aspectos que se pueden relacionar con la salud.

Lo cierto es que en la obra podemos encontrar de manera desordenada el esquema de las sex res non naturales relativas a la salud, que como reflejaba en el apartado dedicado a la metodología, he considerado conveniente seguirlo para ordenar en primer lugar la documentación, para a continuación estudiar en profundidad y seguir este esquema más allá de otras cuestiones de la salud que Miraval plantea y que recojo a modo de repaso en un último capítulo. Estos bloques, siguiendo el referido esquema, son: la comida y la bebida, el sueño y la vigilia, el ejercicio y el descanso, el ambiente, los estados de ánimo, la depleción y repleción. Este esquema tiene las bases desde el punto de vista conceptual general en Hipócrates, siendo desarrollado por Claudio Galeno, en el cual se apoyarán posteriormente los diferentes autores humanistas, aunque cada uno dando relevancia a distintos aspectos. Dicha concepción de las seis cosas no naturales hace referencia a un teórico logro del perfecto equilibrio en estas cuestiones, donde a partir de los excesos y defectos de los mismos encontraremos la enfermedad y los problemas generales de la salud. Este esquema sobre el que se fundamentan las principales obras humanistas tendrá por objeto poner de manifiesto aquellas cuestiones en referencia a la salud corporal en las que el individuo tiene una influencia directa, que puede modificar para mantener y mejorar su estado en general.

Siguiendo este esquema, pero centrados en la alimentación, haremos referencia a algunos médicos coetáneos de Miraval, como Luis Lobera de Ávila, autores de un Libro del regimiento de salud (1551) y un Banquete de nobles caballeros (1542), destinados a ofrecer normas de vida para uso de los cortesanos del emperador Carlos V, al que sirvió como médico particular. En esta última obra dedica un capítulo entero al ejercicio físico que se debe realizar antes y después de comer, también en la hora de la cena y a los beneficios que de su práctica se derivan.

Hemos de nombrar también al médico toledano Francisco de Núñez de Coria, que escribirá el Aviso de Sanidad (1569) en el que examina los inconvenientes que para el mantenimiento de la salud se derivan de un inadecuado hábito alimentario, así como los beneficios higiénicos corporales que el baño produce.

La obra de Miraval continúa la senda marcada por estos tratados, con la salvedad de una obra de Cristóbal Méndez, titulada Libro del ejercicio corporal y de sus provechos (1553), que tiene un carácter más específico y se centra de un modo único en el ejercicio físico desde el punto de vista higiénico y de la salud. Posteriormente, en una línea similar, se editará en 1569 la que destaca ya en el título por su carácter más técnico: De arte gimnástica, de Jerónimo Mercurial.

Como ya hemos mencionado, la obra a nivel general podemos dividirla en una serie de bloques por temas. El primero de ellos tiene que ver con los aspectos del alma, muy ligados en ocasiones a aspectos que tienen que ver con los estados de ánimo, pero sobre todo con la búsqueda de la perfección moral y el equilibrio interior. A lo largo del tratado queda perfectamente patente la formación teológica de Miraval, puesto que no entiende una perfecta salud del cuerpo sin atender a las cuestiones del alma. Podemos decir sin temor a equivocarnos que la salud supone para el autor un conjunto, un todo compuesto por el desarrollo y cuidado de la salud física y el cuidado y salud del alma. Para ello plantea un cierto paralelismo en el que Dios es responsable único de las cuestiones del alma, y el médico “ha de copiar” esta tarea para con la salud corporal. Es este uno de los aspectos que diferencian a Miraval de otros autores, pendientes del cuidado de la salud y de las pautas que han de seguir príncipes, nobles y todos aquellos que deseen gozar de una correcta salud corporal.

El tratamiento higiénico, desde el punto de vista de la salud, podemos considerarlo como una amplia obra en contenidos y extensión, y desde el ámbito de las Ciencias de la Actividad Física y del Deporte señalaremos cuatro capítulos que tienen una especial relevancia en este campo, ya que le dedica al movimiento y más en concreto al ejercicio físico3, de manera especial y a la importancia de la caza como medio para lograr la salud, en concreto los capítulos XXVII y XXVIII. Es importante reseñar también los capítulos CVIII y CVIIII en los que se plantea el estilo de vida más saludable.

Dentro del bloque temático de las cuestiones de las enfermedades y la curación de enfermos encontramos capítulos que hacen referencia a las enfermedades que ha de curar Dios y a las que son responsabilidad del médico (LXXXXVII), que tratan de cómo alargar la vida con medicamentos (IV) y otros remedios (V) o de la relación de las enfermedades con los pecados (VIII).

Por otro lado, el bloque de la alimentación tiene un capítulo dedicado exclusivamente a la comida y la bebida (XIX), sobre la cena (XX), sobre cuál es la comida más perjudicial (XXII) y cuál más dañosa, o aspectos relacionados con el vino y las bebidas alcohólicas y sus efectos (XXIII) y que también desarrollaré posteriormente dentro del estudio de las seis cosas no naturales.

En cuanto a la familia, los hijos y la mujer, ésta última podemos considerarla protagonista de otro bloque, pues la mujer, por su propia condición, figura en numerosos capítulos, aunque sea en muchos casos para tener una papel secundario o menos favorecedor respecto al hombre. Se plantea Miraval cómo la mujer yace boca abajo si se ahoga (LIII), por qué será culpable de la esterilidad de una pareja (LXVIII), por qué es más fuerte que el hombre (LXXXVIII), por qué no posee barbas (LXXXXIIII), su relación con los filósofos (LXXXXV) o por qué debe el hombre casarse con una mujer fea (XXXXIIII). Planteará dentro de este mismo bloque la importancia del hijo primogénito y porqué es el más amado (L), por qué puede ocurrir que no se parezcan al padre o cómo se cura a los hijos con leche materna.

Dentro del bloque de las cuestiones beneficiosas para la salud podemos englobar un gran número de capítulos o incluso la totalidad. Incluimos aquí de manera directa capítulos como el que hace mención a conocer la salud por algunas señales, lo que se debe hacer para tener buena salud, cómo mantener el cuerpo robusto para una mejor salud, la excelencia de la salud, cómo obtener mejor vida a través de la salud, cómo es mejor para la salud nacer el primero, la prevención para conseguir la salud, o aquellas cuestiones relacionadas con el sueño (XXIV), como el lugar donde se fabrica (XXV) o la causa del mismo (capítulo XXVI).

En contraposición a este bloque, tenemos todos aquellos capítulos que hacen referencia de una manera explícita a las cuestiones perjudiciales para la salud (IX), donde están incluidos los capítulos que aluden a la negativa a los anteriores a modo de segunda parte. Por otro lado tenemos aquellos que son perjudiciales de por sí, como el que tiene que ver con la ociosidad como fuente perjudicial de la salud (II), la peligrosidad de los excesos de las cuestiones de Baco y la salud (XXIII), las consecuencias de la soberbia en la salud o incluso lo perjudicial del exceso de comida y de bebida (XXII).

Uno de los temas recurrentes en nuestro autor es el que hace referencia a los aspectos sexuales. Venus, diosa del amor, belleza o la fertilidad, pone nombre a este bloque que es citado de este modo en numerosos capítulos como un aspecto muy relevante para conservar una salud adecuada. Podemos encontrar diferentes temas titulados Sobre la venus (XXIX), los daños acarreados por la excesiva venus (XXX), evitar superflua venus (XXXI), la edad adecuada para la venus (XXXII), ofensas producidas por practicar la venus (XXXIII), cómo es necesario para la salud evitar las pasiones (XXXIII) o remedios para evitar dichas pasiones (XXXV). Podemos incluir en este bloque de contenidos diferentes capítulos que hacen referencia a la importancia que tiene para la salud amar o ser amados (IL), el amor y la salud o qué conlleva para los hombres viejos enamorarse (XXXXI).

Preocupa a Miraval de manera especial todo aquello que tiene que ver con el ambiente y el lugar de residencia así como los elementos de la materia (agua, tierra, fuego y aire) y su relación con la salud. Encontramos que las zonas donde habitamos influyen de manera directa en nuestra salud y en el modo en que vivamos, sobre todo en función de la temperatura y humedad. Englobaremos aquí capítulos que hacen referencia a las propiedades de los vientos (XII), del aire templado (XIII), si hay posibilidad que este nos empobrezca (XIV), los diferentes elementos de la tierra (XV), sobre la excelencia del agua (XVI), del fuego (XVII), de la tierra (XVIII), estableciendo una relación de cómo influyen todos estos elementos sobre la salud o si es mejor vivir en lugares calientes o fríos (LXXV).

Existen otras cuestiones relacionadas con la salud que, aunque siguen relacionadas con la temática general, es difícil englobarlas con otros capítulos en base a una similitud temática. Encontramos un capítulo dedicado a la música (XXXXII), a la sabiduría (XXXXVI), cuestiones que tienen que ver con el presente (LXI), el pasado y el futuro (XVI), los cuerpos celestiales (LXXIV), las estrellas (LXXX), el microcosmos (LXXXV), cómo el ignorante y el necio no pueden alcanzar la salud (ILVIII), la envidia (LIX) y la relación que guarda con esta o la relación con el dinero o las riquezas (LXXXVII) y las fortunas (LXXXI), o la relación de la honra (LXXII) y la virtud con la salud. Por ello, todo forma un último capítulo, haciendo una recopilación de los mismos, pero fuera del esquema de las seis cosas no naturales.

Son numerosos los temas que componen una obra de consulta en relación con el concepto de salud que Blas Álvarez de Miraval escribió, con la idea de conformar una obra en la que se recogiera la idea de salud y qué se ha de hacer para no perderla.

La influencia hipocrática y galénica es una realidad patente de todas estas obras médicas del siglo XVI, si bien es cierto que no podemos buscar el esquema ordenado de las sex res no naturales, porque no lo encontraremos. Este esquema será en el que me centre a partir de aquí, haciendo especial hincapié en las cuestiones relacionadas con la salud y el ejercicio físico.

Sería un error pensar que Miraval tiene como referente solamente a Galeno, ya que la cantidad de especialistas de esta época es inabarcable: Fernando Mena, Cristóbal de Vega, Francisco Valles, Luis Mercado, Luis de Lemos, López de Corella, Huarte de San Juan, Nicolás Monardes, etc…; y en el apartado de la higiene destaca sobremanera el ya citado Francisco Núñez de Coria con su importante tratado higiénico y dietético titulado Aviso de sanidad (1569).

De todos modos, todos parten de los principios clásicos del Sobre la dieta de Hipócrates, pasando por Galeno, que se autoproclamará discípulo por excelencia del maestro de Cos y que recogerá sus enseñanzas avanzando sobre ellas. Posteriormente la medicina árabe, en la que destacan Avicena, Averroes y Maimónides, desarrollará el concepto de cuerpo, basado nuevamente en las tesis hipocráticas, hasta llegar al periodo anterior al Renacimiento, donde Arnau de Vilanova, Roger Bacon o Bernard Gordon serán los máximos representantes, autores de los regimina sanitatis, dirigidos al ordenamiento de la vida privada de reyes, nobles y altas jerarquías eclesiásticas y que posteriormente se convertirían en los regimientos de salud y en los tratados de educación de príncipes renacentistas, con un carácter más pedagógico que médico.

Llegados al Renacimiento, en concreto el siglo XVI, en el ámbito de la ciencia médica es necesario resaltar el descubrimiento de la medicina clásica grecorromana y consecuentemente el retorno a Hipócrates y Galeno, lo que facilitará el reencuentro con la gimnasia médica de los antiguos, bajo una forma más elaborada y sistematizada, dirigidas en su mayor parte a la defensa de la salud, lo que en la actualidad denominamos Medicina Preventiva.

No obstante, para comprender de un modo completo el pensamiento de Miraval, hemos de volver a la Edad Media, donde no sólo debemos de tener en cuenta las dos premisas fundamentales de su formación teológica y médica, a través de las cuales ejercía como profesor en la Universidad de Salamanca, sino la herencia que deja la Edad Media en todo lo referido a temas corporales y que sin duda influirá en la mentalidad tanto de médicos como por supuesto de teólogos.

La Edad Media es un periodo fundamental para conocer el pensamiento humanista. No solamente es una etapa de tránsito, lo que sin duda carga de un amplio valor a este periodo por su extensión y que trasmite los valores clásicos a modo de puente cultural entre dos etapas muy distantes en el tiempo, como lo es el transcurrido desde la época clásica hasta el Renacimiento, sino un periodo cargado de consecuencias para la imagen corporal.

Sin embargo, del mismo modo que la época romana sufre una evolución desde sus inicios hasta la parte final con sus grandiosos y sangrientos espectáculos, la Edad Media sufre evoluciones propias, dando paso a juegos populares, festejos multitudinarios como justas o torneos o inclusive la práctica de juegos que con el tiempo se convertirán en algunos de nuestros actuales y exitosos deportes, el mayo, los juegos de pelota como la palma, la soule, juegos de pelota como el trinquete o precursores de lo que con el tiempo evolucionaría hacia el fútbol como es el caso del juego del calcio italiano. Todo ello lo recibirá el esplendoroso Renacimiento, siendo receptor y trasmisor de esta cultura lúdica, lo que sin duda se ha de tenerse en cuenta para conocer el pensamiento de Miraval.

Otra premisa fundamental que mediatizará el enfoque del autor a lo largo de la obra es la búsqueda de la virtud. Este concepto, ya antiguo, es de una gran importancia, y a él le dedicará el primero de los capítulos de la obra, titulado “Capítulo I, en el cual se trata de cuánto valor y de cuánta excelencia sea la salud del hombre. Y cómo uno de los más eficaces medios para tenerla y procurarla es la virtud”, capítulo que completa con el LXXIII, titulado: “En el cual se trata cómo la virtud es singular medio para vivir vida más dichosa. Y cómo en la virtud está la verdadera nobleza”. Esta idea está condicionada por el concepto aristotélico de la mesótês (el justo medio), como medida para valorar la cantidad de todo aquello que tenemos y deseamos y su influencia en la salud. La virtud es la moderación, concepto que ya manejaban Platón y Aristóteles y que será la encargada de controlar las seis cosas no naturales.

Así lo reseña Miraval:

Propusimos en la última parte del título de este capítulo que la virtud es uno de los mejores medios que hay en el mundo para procurar la salud. Y porque no parezca que es imaginación o sueño, probarlo hemos con autoridad de Galeno, de Hipócrates, de Platón y de Aristóteles y con razones sacadas de los mismos principios de la medicina. Claro está que la razón y principio de nuestra salud es la moderación y templanza en todas las cosas (3v)4.

Por último, la finalidad de la salud para Miraval es tanto higiénico-formativa como terapéutica. No solo es una cuestión física, idea que se venía repitiendo en diferentes humanistas, sino que el matiz diferenciador de Miraval es que este concepto no es completo si no se logra un equilibrio moral, donde las cuestiones del alma cobran el protagonismo requerido. Como ya se ha comentado, uno de los bloques temáticos más importantes en la obra es el que hace referencia a lo que se ha denominado las cuestiones del alma, donde se incluyen los estados de ánimo, la perfección moral, pero sobre todo la búsqueda del equilibrio interior, lo que en la actualidad denominamos el equilibrio de la psique, que va más allá de cuestiones morales e incluso de fe. Este concepto de salud integral viene determinado a lo largo del presente estudio y lo podemos englobar como un todo conformado por los diferentes bloques temáticos propios del De la conservación de la salud del cuerpo y el alma, no sólo haciendo referencia a las cuestiones del alma que serían más propias de un estudio de otras características.

Details

Pages
626
Publication Year
2024
ISBN (PDF)
9783631912195
ISBN (ePUB)
9783631912201
ISBN (Hardcover)
9783631912126
DOI
10.3726/b21406
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2024 (June)
Keywords
medicina renacentista tradición clásica tratados de salud educación física Humanismo
Published
Berlin, Bruxelles, Chennai, Lausanne, New York, Oxford, 2024. 626 p., 4 il. en color.

Biographical notes

Eduardo Álvarez de Palacio (Volume editor) Ángel Ruiz Pérez (Volume editor)

Eduardo Álvarez del Palacio. Profesor Titular de Educación Física y Deportiva en la Universidad de León, ha estudiado la historia de la actividad física, en especial en los siglos XVI y XVII en España. Publicó el Libro del Ejercicio corporal y de sus provechos, de Cristóbal Méndez, de 1553, y estudios sobre tratados humanistas referidos a la salud y el ejercicio físico. Ángel Ruiz Pérez. Profesor de filología griega en la Universidad de Santiago de Compostela. Investigación en literatura griega antigua y su repercusión en las literaturas modernas, primero en la literatura española del siglo XIX y luego en el ámbito del humanismo en España en los Siglos de Oro y también en la literatura contemporánea.

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Title: Blas Álvarez Miraval. La conservación de la salud del cuerpo y del alma