El léxico especializado en el español contemporáneo (1884-1936)
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Table Of Contents
- Cubierta
- Título
- Copyright
- Sobre el autor/el editor
- Sobre el libro
- Esta edición en formato eBook puede ser citada
- Tabla de contenido
- I. Presentación
- II. Introducción
- III. Contexto general
- III.1. El léxico especializado en la lexicografía histórica de la lengua española
- III.2. Ciencia y Diccionario Académico (1884–1936)
- III.3. El vestigio del 98 en la educación física y el deporte: lenguaje y figuras retóricas
- III.4. El tecnicismo en el DRAE y su tratamiento digital: creación del buscador DiccioTerm
- IV. Estudios
- IV.1. El léxico de la minería
- IV.2. El léxico de la química
- IV.3. El léxico de la mecánica
- IV.4. El léxico de la electricidad
- IV.5. El léxico de los deportes
- IV.6. El léxico de la geología y la paleontología
- IV.7. El léxico de la agricultura
- IV.8. El léxico de la anatomía
- V. Bibliografía general
Universitat Rovira i Virgili
Miguel Ángel Puche Lorenzo
Universidad de Murcia
I. Presentación
El presente volumen recoge varios estudios que se insertan en el proyecto de investigación Transformación digital y patrimonio lexicográfico: preservación y aprovechamiento de los datos sobre el léxico especializado (1884–1936) (Ref.: PID2022-137147NB-I00) y que analizan la incorporación al español del léxico de la ciencia, de la técnica y de las profesiones a través del diccionario académico durante un periodo (1884–1936) de vital importancia, escasamente estudiado desde esta óptica hasta ahora.
Para ello, se han tenido en cuenta diferentes contextos, el histórico, el científico-técnico y el lexicográfico, que facilitaron la adopción y la creación de un vocabulario que, en muchos casos, se generalizó en el seno de la sociedad. También se aborda el tratamiento lexicográfico que recibieron esas palabras por parte de la obra que las sancionó, así como su evolución, relacionada, por una parte, con la evolución de las diversas disciplinas (química, geología, electricidad, deportes, construcción, etc.) y, por otra, con el propio quehacer de la Real Academia Española. El conocimiento de estos aspectos contribuye a rellenar un hueco imprescindible en la historia de la lexicografía y del léxico en español, que no ha sido objeto de atención de una monografía como la que aquí se presenta debido al convencimiento de que las épocas más tempranas no necesitaban interpretación por considerarse más transparentes.
El libro agrupa las investigaciones bajo dos epígrafes, “Contexto general” y “Estudios”. Las recogidas en el primer grupo sirven para contextualizar las integradas en el segundo grupo. El “Contexto general” se abre con la aportación de Mar Campos Souto, que expone cómo la inclusión de tecnicismos en la lexicografía histórica de la lengua española está determinada por los presupuestos metodológicos que guían cada proyecto. Así, explica que la metodología usada en el DHLE 1933–1936 fue asumir el lemario del DRAE 1925, que el criterio usado en el DHLE 1960–1996 fue el de Casares (amplitud de criterio) y que el actual DHLE no anuncia ninguna restricción en el tratamiento del léxico de especialidad, si bien los planes de redacción puedan anteponer algunos campos a otros.
Juan Gutiérrez Cuadrado, después, aborda la relación entre ciencia y el diccionario académico. Llama la atención sobre la necesidad de conocer el contexto histórico y social y el estado de la ciencia y de la técnica en España y en Europa para determinar las razones por las que un término especializado entra en una edición u otra. A partir del análisis de marcas y definiciones de términos de la religión, de la ciencia y de la vida cotidiana, apunta las razones que condujeron a incluir esas palabras en las ediciones del diccionario académico.
Xavier Torrebadella-Flix, a continuación, plantea la situación de la vida española en el contexto del regeneracionismo español desde la educación física y el deporte. Con los objetivos de identificar la huella del lenguaje regeneracionista y señalar las sentencias catalizadoras absorbidas en el discurso de la educación física y deporte españoles en el primer tercio del siglo XX hasta 1936. Concluye indicando que el desarrollo de la educación física y el deporte es, probablemente, el elemento social y cultural más representativo del regeneracionismo español del primer tercio del siglo XX.
Giuseppe Simone Pedote cierra este primer bloque con el tratamiento digital del tecnicismo en el DRAE. Su investigación describe el proceso de creación del repositorio digital progresivo de léxico especializado denominado DiccioTerm, elaborado ad hoc para el proyecto mencionado. Gracias a esta herramienta digital se cumplen dos acciones: por un lado, buscar los términos especializados del español en las ediciones del DRAE publicadas entre 1884 y 1936 y conocer la evolución de los tecnicismos en una época de especial relevancia en la historia de la ciencia y la técnica de ámbito hispanohablante; por otro lado, gracias a su facilidad en la recuperación y el manejo de los datos, este buscador se pone a disposición la comunidad científica como instrumento de investigación en lexicografía diacrónica y, por qué no, como un nuevo generador de ideas.
Las ocho investigaciones bajo el apartado “Estudios” tienen por objetivo analizar un campo léxico concreto y específico en los diccionarios académicos entre 1884 y 1936. Todos ellos siguen elaborados mediante una estructura similar. Comienzan con una contextualización del ámbito en cuestión, continúan analizando los principales manuales, revistas y/o diccionarios que se publicaron sobre el ámbito en cuestión y finalizan con un análisis exhaustivo del léxico estudiado en las ediciones del DRAE publicadas entre 1884 y 1936. Los campos léxicos considerados son minería, química, mecánica, electricidad, deportes, geología y paleontología, agricultura y anatomía.
María Teresa Cantillo Nieves aborda el léxico de la minería y concluye que la RAE logra su pretensión de enriquecer su obra más consultada con un aumento considerable de palabras técnicas. Expone que la Academia se nutre de la obra Diccionario de las voces más usadas en minería (1848) para introducir tecnicismos mineros especialmente en las ediciones de 1884, 1899 y 1925.
Cecilio Garriga atiende al léxico de la química, un conjunto de términos que penetra con fuerza en las ediciones de 1899, 1914 y 1925 del diccionario académico, pero, además, se introducen numerosas enmiendas a las definiciones para hacerlas más rigurosas, en la aplicación de las marcas, etc. A pesar de las dificultades técnicas y las críticas a la Academia, los datos demuestran que el esfuerzo que se realiza por incorporar léxico científico-técnico en el DRAE convierte el léxico de la química en uno de los mejor representados en el diccionario.
Sandra Iglesia analiza el léxico de la mecánica, cuyo estudio en los textos y en los diccionarios en esta época de cambios muestra una visión tradicionalista de la ciencia que se traduce en el empleo de voces muy arraigadas en la difusión de la mecánica racional y en la introducción, muy tímida, de algunas voces relacionadas con la relatividad, que acabarán difundiéndose con el avance del siglo XX.
José Antonio Moreno estudia el léxico de la electricidad. Concluye que los datos reunidos permiten señalar la relevancia de las ediciones de 1899 y 1925 en ese continuo lexicográfico, además de servir para confirmar la apertura del diccionario académico a la terminología eléctrica desde el DRAE 1884. Ofrece, a este respecto, datos sobre las incorporaciones de términos y la marcación diatécnica en las ediciones analizadas; por otra parte, analiza las modificaciones introducidas en las definiciones, para identificar en qué ediciones el vocabulario de la electricidad se somete a una mayor revisión.
Antoni Nomdedeu-Rull se centra en el léxico de los deportes. Estudia las fuentes lexicográficas y textuales no académicas que pudieron haber servido de referencia a los académicos de la lengua para la consideración de este vocabulario. Concluye que se experimentó un uso y aumento gradual de términos de deportes populares en diferentes tipos de textos, pero que muy pocos acabaron entrando en los diccionarios. Las escasas voces que se incorporaron lo hicieron con mucho retraso. Sin embargo, palabras de actividades lúdicas y deportivas elitistas del siglo XIX y XX como equitación, esgrima, cetrería, montería o volatería sí contaron con sus propias marcas diatécnicas y con unos registros de términos en el DRAE mucho mayores que los referentes a deportes populares como el fútbol.
Los ámbitos tratados por Pilar Pardo son la geología y la paleontología, campos que entran a formar parte de los diccionarios en el siglo XIX. Concluye que en la lexicografía académica destaca la edición de 1884 por tener las primeras voces marcadas en estos ámbitos. Entre las ediciones de 1884 y 1936, se pasa de 10 voces/acepciones a 81, lo que evidencia el avance de estas ciencias y la llegada de su terminología a la lengua común de forma lenta, sucesiva y gradual, como describe el epígrafe de este capítulo la formación de la Tierra. Si bien el total de términos y acepciones no es muy extenso, se trata de ámbitos relevantes por su relación con otros campos y por el cambio que acompañaron en la perspectiva de cómo se explica la historia del mundo y de su naturaleza, así como de la evolución humana.
Luisa Pascual analiza el léxico de la agricultura, un ámbito que ha sido el soporte principal de la economía española hasta mediados del siglo XX y la actividad más importante de los siglos XIX y parte del XX. El período estudiado coincide con los diferentes intentos de reforma agraria llevados a cabo para actualizar un sector anticuado. Analiza el aumento y la revisión de las voces de la agricultura en las cinco ediciones del diccionario académico y concluye que el mayor incremento de voces de este sector se produce a finales del siglo XIX. Surgen pocos casos alusivos a las nuevas realidades agrícolas del momento, dado que aquí se estudia el léxico agrícola de una época marcada por ser el periodo de mayor atraso del campo español, con escasos avances en el sector, pese a los distintos intentos de llevar a cabo la reforma agraria.
Cierra este bloque de “Estudios” el análisis que realiza Mónica Vidal del léxico de la anatomía. Lleva a cabo un exhaustivo seguimiento de la marca técnica Anat. En los diccionarios académicos considerados en este volumen y los motivos de la casi desaparición de dicha marca entre la edición de 1869 y la de 1884. Concluye que los diccionarios académicos del periodo estudiado van introduciendo muy pocas voces de la anatomía, aunque su marcación sigue apegada a la marca Zool., acorde con las nuevas teorías darwinianas esbozadas.
Deseamos mostrar nuestro agradecimiento a los autores por el rigor y el minucioso trabajo de investigación llevado a cabo en las aportaciones que conforman este volumen, dotado de una inusitada unidad. Pensamos que con esta publicación se viene a rellenar un hueco imprescindible en el conocimiento del léxico especializado del español y su relación con la lexicografía académica especialmente, en un periodo de importantes movimientos intelectuales y científicos. Del mismo modo, hacemos extensivo este a agradecimiento a José Antonio Pascual, autor de la introducción de este volumen, porque siempre ha tenido palabras de aliento en este largo recorrido que lleva el grupo de investigación Neolcyt.
Real Academia Española
II. Introducción
Aunque se trate de una mera impresión, parece que el léxico especializado se va distanciando cada vez más del coloquial; de forma que me asalta a veces la sensación de que biólogos, físicos, geólogos, ingenieros y hasta lingüistas cambian de lengua, una vez que salen de casa, en cuanto llegan a sus lugares de trabajo, sin que ello se deba a que el inglés sea ya la lengua que se haya impuesto en esos centros. Lo experimenté yo mismo, a veces, en la Universidad, antes de abandonarla, en algunas discusiones científicas —coloquios se llamaban— entre alevines que probaban el filo de sus armas dialécticas expresadas en un idioma que se distanciaba mucho del mío.
Posiblemente G. Steiner (1991: 73–74) tenga razón al escribir:
… el discurso corriente se enc[uentra] […] alejado de los nuevos modelos de realidad, de los nuevos patrones de sentido “verdadero” que se expresan en los dialectos matemáticos y formales del científico. Las ciencias, a su vez, se encuentr[an] a sí mismas extravagantes y absurdas en el terreno del conocimiento general.
Se entiende por ello que el filólogo, cuyo trabajo hace un siglo se volcaba en desentrañar las figuras retóricas de las obras literarias (por más que se pudiera uno topar con esas figuras en el mercado), entienda ahora la oportunidad de prestar atención a ese léxico especializado, como se hace en este libro, en que se pretende mostrar lo que los tecnicismos científicos que surgen a finales de siglo XIX y principios del XX deben al desarrollo de la ciencia y al aprecio social por esta.
Para explicarlo, sus autores han recurrido a una selección de diccionarios académicos, que van del de 1884 —en que se produce un giro hacia lo que entonces podía considerarse modernidad lexicográfica, tanto por la manera de definir como por la atención que se presta a la neología científica— al de 1936, año clave, por muchos motivos que no es necesario explicar aquí. Entre uno y otro extremo tenemos ediciones importantes, dignas de atención, como las de 1899 y de 1925. Se entiende, con todo, que en muchos casos se necesite llegar hasta la actualidad para asistir al final de una aventura lexicográfica, así como que se amplíe en ocasiones la comparación con los diccionarios no académicos y que se complete todo con el análisis de los tres diccionarios históricos de la Academia: el de 1933–1936, el de 1960–1996, ambos en papel, y el electrónico, comenzado en 2013.
Vemos por estos diccionarios la atención que la Academia ha prestado al léxico de especialidad, si bien se les da un trato diferente a las palabras, en función de las disciplinas a que estas pertenecen. En todos los casos se actúa con esa lentitud que parecería connatural con los diccionarios y de la que don Juan Valera da, en una carta dirigida a don Francisco Rodríguez Marín, la siguiente explicación (apud Jiménez Ríos 2021: 60):
Me pregunta V. a qué altura está la nueva impresión del diccionario. Me apresuro a contestar que dicha impresión va con mucha cachaza y que nos hallamos aún en la P. Supongo, por consiguiente, que la nueva edición tardará lo menos un año en salir al público. Espero que no le parezca muy mal porque va muy corregida y aumentada de grandísima cantidad de vocablos nuevos. En este aumento han trabajado las Academias americanas y las españolas de Ciencias Exactas, de Bellas Artes, de Medicina, etc. Así es que si el nuevo Diccionario sale muy mal, tendremos que echar la culpa de ello o bien a que es muy difícil hacer un diccionario vulgar o bien a que, con toda la aristocracia intelectual de nuestra tierra, es incapaz y tonto de remate. No negaré yo por eso que muchas faltas del Diccionario han de consistir en que es una obra colectiva, donde no hay nadie que dirija y se imponga con imperio y donde cada enmienda y mejora, en esta época en que todo se discute, da lugar a mil controversias que lo retardan y que lo echan a perder todo. Un diccionario, si no perfecto, mejor pudiera hacerle, en vez de treinta y seis individuos, uno solo, teniendo a sus órdenes, no gente que discutiera, sino gente asalariada que sin discutir le obedeciera y le ayudara. Este diccionario, con todo, carecería del crédito y la autoridad que debe tener, aunque no tenga, el compuesto por una corporación oficial donde no puede negarse que están los hombres más eminentes en letras, que residen en Madrid, y a la que prestan auxilio cuantos literatos españoles e hispanoamericanos hay en el mundo y quieren tomarse la molestia de enviar papeletas.
No son, sin embargo, problemas como este los que trata de presentar este Léxico especializado del español contemporáneo (1884–1936), pues pretende mostrar la relativa modernidad con que se orienta el diccionario académico en su andadura, a partir de la edición de 1884, tanto por la técnica lexicográfica con que se aborda la descripción del léxico, como por la atención particular que se presta a la ciencia. A partir de estos dos rasgos relevantes, aplicables en general a los diccionarios de este período, se van matizando algunos hechos particulares en las distintas parcelas de la neología, que son también un reflejo de la historia.
La presentación en que me he embarcado pretende ser una guía muy general para leer el libro. Sigo para ello el trabajo de sus autores, pertenecientes la mayor parte de ellos a Neolcyt, cuyas ideas se entrecruzan a menudo en sus artículos. Al atender a asuntos comunes enfocados desde distintas perspectivas, no tenía sentido ir especificando de dónde los he tomado. De lo que procede de otros textos, doy en cambio la referencia concreta; igual que hago con los pocos incisos que me arriesgo a introducir de vez en cuando.
Organizo el texto empezando por señalar la adopción que hace el diccionario de la Academia de los términos de la ciencia, en contraste con los que pertenecen a otras realidades —es el caso del deporte—, acorde con la distinta forma con que fue recibido lo uno y lo otro por la sociedad. Luego, ya dentro del propio campo de la ciencia y de la técnica, separo, aunque sea de pasada, el léxico referido a los trabajos tradicionales y el que se relaciona con la ciencia moderna. Finalmente, a propósito de esto último, me refiero a la atención que se prestó a la ciencia en este momento a través del reflejo que tuvo en la creación léxica, con distintos matices, según las disciplinas.
1. Ciencia vs. deporte
El éxito del léxico deportivo en su uso coloquial se contradice con la poca atención que se le prestó en los diccionarios del período que nos ocupa, de forma que no admite comparación con el interés con que se trató el léxico científico.
Aunque no a todos los deportes se les dio el mismo trato. A muchos que venían de antes les siguieron otros que reflejaban una forma más moderna de vivir; algunos de ellos contaban incluso con el aval de los ilustrados, lo que muestra la importancia que se concede a la gimnástica para la educación (Torrebadella-Flix 2013a), que es patente en la Memoria de don Juan de Olavarría (1834: 55), quien proponía en él que los colonos de su proyecto educativo «se iniciaran en los principios razonados de la religión y la moral, la lectura, la caligrafía, la aritmética general, los elementos de filosofía natural, el canto, la gimnástica y la higiene». Esto me hizo entender por qué mi bisabuelo, Manuel Hernández Encinas, cuenta en sus memorias inéditas que a Monleras, un pueblo situado a unos cincuenta kms. al oeste de Salamanca, llegó la noticia de la revolución septembrina de 1868 el uno de octubre, cuando,
bien por estar ya vencido el día o porque no hubo agitadores, siguió el pueblo en estado normal, hasta el punto de haberse celebrado ejercicios gimnásticos aquella noche, a los que asistió el pueblo sin alteración.
Estas dos alusiones a la gimnasia explican por qué el deporte se vio con buenos ojos en la propia Institución Libre de Enseñanza, pues su práctica formaba parte, junto con el retorno a la naturaleza, de las teorías pedagógicas que se desarrollaban en el extranjero, que marcaban una clara distancia con los dogmas oficiales de la religión, la política o la moral.
Details
- Pages
- 344
- Publication Year
- 2024
- ISBN (PDF)
- 9783631919743
- ISBN (ePUB)
- 9783631919750
- ISBN (Hardcover)
- 9783631889916
- DOI
- 10.3726/b21885
- Language
- Spanish; Castilian
- Publication date
- 2024 (October)
- Keywords
- Diccionarios Lengua española Ciencia Técnica lengua especializada regeneracionismo minería
- Published
- Berlin, Bern, Bruxelles, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2024. 344 p., 53 il. 44 tablas.
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