Loading...

Galdós y la educación: fundamentación de su ideario pedagógico

by Salvadora Luján-Ramón (Author)
©2022 Thesis 280 Pages

Summary

Se aborda el tema educativo en todo el corpus galdosiano con una perspectiva abarcadora, que pone en relación la obra literaria del autor con su producción no ficcional, para demostrar que se puede establecer una filosofía pedagógica galdosiana, a través de la fundamentación de un decálogo de principios educativos que emanan de su obra. Una filosofía pedagógica definida, que demuestra que se puede considerar a Galdós como un pedagogo nacional, cuyos postulados pedagógicos pueden ser sistematizados a partir del análisis de sus textos, como se ha hecho con otros autores como Unamuno o Concepción Arenal. Rescatar su cosmovisión pedagógica contribuye a entender los problemas endémicos de España y abre la puerta a repensar nuevas posibilidades de regeneración social a través de la educación.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • Tabla de contenido
  • 1. INTRODUCCIÓN
  • 2. EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO DE GALDÓS
  • 2.1.- Primera etapa: Dicotomía social y declaración de intenciones
  • 2.1.1.- DECLARACIÓN DE INTENCIONES: Primeras novelas, La Fontana de Oro (1870) y El audaz (1871), y primera serie de Episodios Nacionales
  • 2.1.2.- RECONOCIMIENTO DE LA REALIDAD COMO PASO PREVIO PARA LA SUPERACIÓN: Novelas de tesis Doña Perfecta (1876) y Gloria (1876–1877), segunda serie de Episodios Nacionales (1873)
  • 2.1.3.- LA EDUCACIÓN COMO MEDIO DE TRANSFORMACIÓN DEL INDIVIDUO: Marianela (1878)
  • 2.1.4.- OPCIONES PEDAGÓGICAS DEL MOMENTO: ¿adoctrinamiento religioso o krausismo? La familia de León Roch (1878)
  • 2.2.- Segunda etapa. Apología de la educación: la educación es la llave para que la sociedad se transforme y evolucione
  • 2.2.1.- SU OBRA SE HACE EXPLÍCITAMENTE PEDAGÓGICA: pros y contras de la oferta educativa de la época
  • 2.2.2- HACIA LA CONFIGURACIÓN DEL NUEVO ENFOQUE EDUCATIVO INTEGRAL: ¿qué lacras debe eliminar la nueva educación? Cada obra presenta una o varias de ellas
  • 2.3.- Tercera etapa. Ciclo espiritualista: hacia la caracterización de lanueva educación y el perfil del nuevo docente
  • 2.4.- Cuarta etapa. Significación radical del tema educativo: de la palabra a la acción, otra realidad es posible para españa
  • 3. DECÁLOGO DE PRINCIPIOS PEDAGÓGICOS GALDOSIANOS
  • 4. EPÍLOGO
  • BIBLIOGRAFÍA
  • Obras publicadas en la colección

←10 | 11→

1. INTRODUCCIÓN

Benito Pérez Galdós no era un docente, su profesión era otra, como sabemos, no tenemos noticia de que hubiese impartido clases, aunque sea de manera esporádica, ni de que escribiese sobre pedagogía de una manera sistematizada. Sin embargo, no puede negarse que la educación está presente, de forma más o menos explícita, en toda su producción. Desde la obra galdosiana tenemos noticia del devenir pedagógico en España durante su periodo de producción o, más bien, en los periodos históricos a los que nos remiten sus obras. Por ejemplo, constatamos que ya desde principios del siglo XIX el paradigma educativo está siendo sometido a debate, incluso en las tertulias privadas, como aparece reflejado en el episodio Cádiz (1874), a través de la contraposición de ideas que apreciamos entre los asistentes a la tertulia de casa de Amaranta, frente a las de quienes asisten a la de María de Rumblar:

Pero me parece que se prolonga demasiado la conversación de Inés con lord Gray, y voy a hacer que hablen en corrillo donde les oigamos todos. Sr. D. Gabriel, ni un momento debe abandonarse el ejercicio de la prolija autoridad materna. ¡La autoridad! ¿Qué sería del mundo sin la autoridad?

-En efecto, ¿qué sería? ¡El caos, el abismo!

Doña María, que reglamentaba los diálogos de sus tertulias como mueve y ordena un general experto los movimientos de una batalla campal, dispuso que Inés continuase hablando con lord Gray, y que Presentación pegase la hebra con Ostolaza. En tanto Asunción charlaba en voz bastante alta con su hermano, diciéndole cosas cuyo sentido no pude entender. Ostolaza, Teneyro y D. Paco estaban muy metidos en lenguas disertando sobre los grandes males de la educación a la moderna, y forzosamente me enredaron en su coloquio, teniendo ocasión de lucir mi intolerancia, y un poco de cierta erudicioncilla trasnochada que yo tenía para el caso. (Pérez Galdós, 1874/2001, Cádiz, cap. XI, pp. 109–110)

Desde las primeras obras encontramos alusiones a la formación y cultura que tienen los personajes, descripciones que se mantendrán en toda su creación y que irán incorporando, de forma cada vez más habitual, rasgos diferenciadores de personajes educados fuera de España. Así, por ejemplo, en una de sus obras de los años noventa, confronta la educación anglosajona, eminentemente práctica, del marqués de Feramor con la teórico-memorística que recibió en los escolapios españoles:

Aunque es persona muy conocida en Madrid, quiero decir algo ahora del carácter del señor marqués de Feramor, cuya corrección inglesa es ejemplo de tantos, y que si por su inteligencia, más sólida que brillante, inspira admiración a muchos, a pocos o a nadie, hablando en plata, inspira simpatías. Y es que los caracteres exóticos, formados en el molde anglosajón, no ligan bien o no funden con nuestra pasta ←11 | 12→indígena, amasada con harinas y leches diferentes. [...] Interno en los Escolapios, éstos le tomaron afecto, y le daban notas de sobresaliente en todos los exámenes, porque el chico sabía, y allá donde no llegaba su inteligencia, que no era escasa, llegaba su amor propio, que era excesivo. Contentísimo del niño, y queriendo hacer de él un verdadero prócer, útil al Estado, y que fuese salvaguardia valiente de los intereses morales y materiales del país, su padre le mandó a educar a Inglaterra. [...] Allá fue, pues, Paquito, bien recomendado, y le metieron en uno de los más famosos colegios de Cambridge, donde sólo estuvo dos años, porque no hallándose su papá en las mejores condiciones pecuniarias, hubo de buscar para el chico educación menos dispendiosa. En un modesto colegio de Peterborough, dirigido por católicos, completó el primogénito su educación, haciéndose un verdadero inglés por las ideas y los modales, por el pensamiento y la exterioridad social. En Peterborough no había los refinados estudios clásicos de Oxford, ni los científicos de Cambridge; los muchachos se criaban en un medio de burguesía ilustrada, sabiendo muchas cosas útiles, y algunas elegantes, cultivando con moderación el horse racing, el boatracing, y con la suficiente práctica de lawn-tennis para pasar en cualquier pueblo del continente por perfectas hechuras de Albión. (Pérez Galdós, 1895/2009, Halma, primera parte, cap. III, pp. 208–209)

Podemos rastrear ideas que se repiten a lo largo de su producción y que, en gran medida, son reflejo de la propia educación recibida por el autor, como la visión de la vida como un aprendizaje continuo, como afirma Pepa en La familia de León Roch (1878): “La realidad amansa… vivir es aprender…” (Pérez Galdós, 1878/2006, segunda parte, II, p. 285) o María Erro, treinta años más tarde, en el episodio de la quinta serie España sin rey (1908): “Pero no vive uno por vivir, sino por aprender” (Pérez Galdós, 1908/2011, cap. XIX, p. 193). O la necesidad de recibir educación independientemente de la clase social o de las circunstancias, pues la instrucción abre los ojos, ayuda a entender el mundo y a comunicarse con él; como vemos en Marianela (1878), donde el señor Penáguilas intenta que su hijo se instruya a pesar de su ceguera, para evitar que este ”sea ciego dos veces” (Pérez Galdós, 1878/2006), cap. V, p. 52). Así como las consecuencias de no recibir una educación adecuada que permita tomar decisiones calibradas, como reconoce Pepa en La familia de León Roch (1878): “Me casé en vez de suicidarme. No supe lo que hice. Si al menos hubiera tenido educación… Pero tampoco tenía educación. Yo era una salvaje que ostentaba riqueza, fórmulas sociales y apariencias deslumbradoras…” (Pérez Galdós, 1878/2000, segunda parte, cap. X, p. 149).

A lo largo de toda su producción podemos encontrar un discurso coherente sobre el tema educativo que, inicialmente, se centra en una perspectiva crítica sobre la educación tradicional y religiosa, perspectiva que no abandona y que pone el acento en la necesidad de secularizar la educación pública, hecho que a la vista de la última ley educativa sigue siendo un tema no resuelto en nuestra sociedad de principios del siglo XXI. Entre las críticas encontramos, por un lado, numerosas alusiones al abandono de la infancia y la despreocupación casi ←12 | 13→absoluta que muestran las instituciones por la educación de las clases bajas, fiel reflejo del contexto real en el que se ambientan sus obras. Por otro lado, la educación que reciben quienes pueden costearla se limita, en gran medida, a ser un barniz, un adoctrinamiento en el que los jóvenes aprenden los formulismos sociales y los repiten sin ningún tipo de juicio crítico, pues se seguía una norma como se adoraba una imagen religiosa, sin entenderla ni cuestionarla. Situación que todavía es más patente en la educación que reciben las mujeres, pues se asemeja bastante a la religiosidad de formulismo, sin calado moral efectivo, que reinaba en la época, como puede colegirse de las palabras del narrador en La familia de León Roch (1878) cuando habla de María, la esposa de León:

María admiraba a Santa Teresa porque le habían enseñado a admirarla; pero no comprendía sus ingeniosas metafísicas. Aquellos amores seráficos eran para ella un juego de lenguaje o no eran nada. No se recalentaba el cerebro pensando en las maneras más sutiles de amar al Señor, ni poseía tampoco un gran corazón que le permitiera prescindir de maneras sutiles. Su idiosincrasia burda y sensual, en el sentido recto, iba ciegamente al entusiasmo religioso por otros caminos. (Pérez Galdós, 1878/2000, segunda parte, cap. XIII, p. 185)

Galdós incide en que uno de los mayores lastres del sistema educativo católico-tradicional es, precisamente, que impide el desarrollo de las ideas propias y, por ende, del pensamiento crítico, de lo que se colige que uno de sus principios pedagógicos será el respeto del desarrollo natural, el fomento de la intuición y el aprendizaje experiencial, en línea con las teorías educativas de Pestalozzi y Rousseau, como se verá más adelante. En El doctor Centeno (1883) encontramos uno de los mejores ejemplos de este estéril método pedagógico, así como de sus consecuencias:

Entraba [Pedro Polo] a saco en los entendimientos, y arrasaba cuanto se le ponía delante. Era el evangelista de la aridez, que iba arrancando toda flor que encontrase, y asolando las amenidades que embelesan el campo de la infancia, para plantar luego las estacas de un saber disecado y sin jugo. Pisoteaba rosas y plantaba cañas. Su aliento de exterminio ponía la desolación allí donde estaban las gracias; destruía la vida propia de la inteligencia para erigir en su lugar muñecos vestidos de trapos pedantescos. Segaba, impío, la espontaneidad, arrancaba cuanto retoño brotaba de la savia natural y del sabio esfuerzo de la Naturaleza y luego aquí y allí ponía flores de papel inodoras, pintorreadas, muertas. (Pérez Galdós, 1883/2000, tomo I, cap. II, IV, pp.72–73)

Del mismo modo, Galdós pone de manifiesto la represión que ejerce el sistema educativo tradicional sobre los discentes, hecho que supone, además de que se aburran en clase, que no liberen las energías propias de su edad. De hecho, el juego y el ejercicio físico están fuera de los programas educativos en este tipo de centros. Esta consideración, que en principio puede parecer nimia, cobra plena significación cuando vemos una de las consecuencias de ello: los alumnos acumulan energía y frustración que los conduce a un estado de ansiedad constante ←13 | 14→que provoca que liberen de golpe todo lo guardado durante la jornada lectiva. Así, coincidimos con la valoración que hace el profesor Rodrigo Varela Cabezas cuando considera que en El doctor Centeno, el accidente mortal de una mujer causado por uno de los niños a la salida del colegio es “un símbolo de los males a que llevaba un sistema educativo completamente desnaturalizado” (2005, p. 778). El crítico ve también consecuencia de este mismo tipo de educación controladora y represiva lo ocurrido con los jóvenes universitarios que la han padecido, quienes, una vez liberados de la rigidez de estas escuelas, son incapaces de controlar la independencia de la gran ciudad y apenas asisten a las clases. Se dejan llevar por su imaginación y pasan el tiempo en cafés y tertulias, embebidos por la política o la literatura romántica. El idealismo de Alejandro Miquis y Federico Ruiz constituyen un buen ejemplo: ambos pretenden lograr el éxito y la fama a través del teatro, por verse incapaces de conseguirlo en sus respectivas carreras.

Details

Pages
280
Publication Year
2022
ISBN (PDF)
9783631880982
ISBN (ePUB)
9783631880999
ISBN (Hardcover)
9783631880920
DOI
10.3726/b19794
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2022 (September)
Published
Berlin, Bern, Bruxelles, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2022. 280 p.

Biographical notes

Salvadora Luján-Ramón (Author)

Salvadora Luján-Ramón es doctora en Español y su Cultura, Premio Peter Bly (AIG, EE. UU., 2018). Investiga en torno a Galdós y su época, literatura aplicada, pedagogía e innovación educativa y la enseñanza de ELE. Docente de la Consejería de Educación, investigadora del IATEXT (ULPGC) y diseñadora de materiales didácticos.

Previous

Title: Galdós y la educación: fundamentación de su ideario pedagógico