Santa Laura Montoya Upegui: la cartografía y los mapas de una escritora
Summary
Excerpt
Table Of Contents
- Cubierta
- Título
- Copyright
- Sobre el autor
- Sobre el libro
- Esta edición en formato eBook puede ser citada
- Agradecimientos
- Contenido
- Lista de contribuyentes
- Santa Laura Montoya Upegui: la cartografía y los mapas de una escritora (María E. Osorio Soto)
- El rostro y la fotografía. Devenir imagen en la Madre Laura (Pedro Agudelo Rendón)
- Hacia la conformación de un corpus de literatura misionera en clave femenina. Los diarios misioneros de la Congregación de misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Sena (María E. Osorio Soto y Edwin Carvajal Córdoba)
- La escritura de Laura Montoya Upegui: entre lo espiritual y la conciencia de un proyecto literario (Edwin Carvajal Córdoba y María E. Osorio Soto)
- El mestizaje religioso y cultural de la Madre Laura Montoya: adoctrinadora cristiana y adoctrinada indígena (Edison Neira Palacio)
- The mission to “civilize”: the case of the Lauritas Nuns among the Emberá Eyabida in the Urabá Region, western Colombia (Ricardo Vargas Posada)
- El pensamiento jurídico de Laura Montoya en torno a la cuestión indígena (Federico Jiménez Ruiz)
- Experiencias de soberanía y seguridad alimentaria a la luz de algunas prácticas alimentarias de las Hermanas Oblatas en las misiones de la Madre Laura (Luz Dinora Vera Acevedo, Tito Roberto Torres, Hermana Leonor Botello y Paola Jimena Rincón Gómez)
- Convergencias con relación a la naturaleza a partir de las perspectivas de Francisco José de Caldas (1768–1816) y Laura Montoya Upegui (1874–1949) (Natacha Ramírez Tamayo)
- Antropología de la intersubjetividad: una aproximación contextual a la expresión “mi llaga” en la Autobiografía de santa Laura Montoya (Edwin Alejandro Rivera Romero)
- Santa Teresa de Jesús y santa Laura Montoya: un diálogo mistagógico (Andrés Mauricio Martínez Silva)
- Riqueza léxica en la Madre Laura Montoya: el caso del Corpus ML compuesto por once obras escritas por la Madre Laura entre 1925 y 1944 (Juan David Martínez Hincapié y Sindy Melissa Metaute Arango)
- La intensificación como estrategia pragmática en Historia de las misericordias de Dios en un alma de Laura Montoya Upegui (Adriana María Ortiz Correa)
María E. Osorio Soto
Santa Laura Montoya Upegui:
la cartografía y los mapas de una escritora1
Las investigaciones recientes en torno al legado de Laura Montoya Upegui (Jericó, 1874−Medellín, 1949) siguen haciendo aportes significativos sobre su polifacética producción escrita, a la vez que han incitado reflexiones relacionadas con la condición femenina, específicamente el ser mujer escritora e intelectual católica en un contexto tan adverso para ellas como lo era la sociedad y la Iglesia de finales del siglo xix y principios del xx en Colombia, y especialmente en Antioquia. En consecuencia, han surgido otros interrogantes que son el punto de partida para profundizar en la proyección histórica de su legado al interior de la Congregación de Hermanas Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Sena, o “hermanas lauritas”, y establecer como el pensamiento de la Madre Laura ha sido desarrollado al interior la comunidad, que hoy tiene presencia en 21 países de América, África y Europa.
A los interrogantes planteados solo hemos dado respuestas parciales, y son las que entregamos en este libro, Santa Laura Montoya Upegui: la cartografía y los mapas de una escritora, el cual recoge de forma ecléctica avances de las investigaciones presentadas en el II Congreso Internacional Laura Montoya Upegui (Jericó, 1874−Medellín, 1949): Saberes, prácticas e interculturalidad, realizado en 2018 por el Grupo de Estudios Literarios de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia. Los objetivos del evento fueron, por un lado, seguir profundizando en el estudio de la obra literaria, teológica y antropológica de la santa y, por otro, develar las formas de pervivencia del pensamiento de la fundadora al interior de su Comunidad. En lo que respecta al estudio de su obra escrita, hemos logrado avances, pero dada su magnitud es un trabajo de largo aliento. Sobre sus herencias, apenas empezamos a delinear ←13 | 14→una cartografía que permita visualizarlas de forma totalizante, y cada capítulo del presente libro hace una contribución en dicho sentido.
Utilizamos la expresión “cartografía”, y con ella queremos poner en escena el ser y el hacer de Laura Montoya. De ahí que el título del libro proponga un deslizamiento hacia la metáfora de lo cartográfico, pues con ello, como le es inherente a esta figura retórica, habilitaríamos otros sentidos para estudiar el legado de Santa Laura Montoya Upegui, que irían más allá de la estética y la semiótica. La cartografía evoca ideas, conceptos y pensamientos que, para este caso, tienen relación con el legado literario, teológico y antropológico, entre otros, de Laura Montoya Upegui. De manera que no asumimos aquí el sentido aristotélico de metáfora, que implica sustitución, es decir, el cambio de un nombre por otro; más bien, siguiendo a Carla Louis (2015: 2), nos acogemos a las raíces etimológicas latinas y griegas, que denotan “traslado” y “desplazamiento”, por lo que la metáfora de lo cartográfico adquiere una finalidad analógica para visualizar o condensar el hacer de la santa, esto es, para trazar su accionar a la manera de mapas que, en su conjunto, darán forma a la cartografía. Dada la interdisciplinariedad del libro, proponemos entonces leer sus capítulos como mapas posibles e independientes, pero que se interrelacionan. En cada capítulo-mapa discurren pensamientos (ríos), espacios de silencios (valles), interrogantes sin respuestas (montañas) y otros accidentes que son el conocimiento mismo. Por consiguiente, los investigadores-cartógrafos se hacen responsables de los contenidos, así como de los trazos-opiniones que devela cada mapa.
Iniciamos la aventura cartográfica sobre el ser y el hacer de la escritora con la siguiente pregunta: ¿qué sabemos sobre nuestra santa colombiana, Laura Montoya Upegui? ¿Qué facetas conocemos de esta antioqueña nacida en el municipio de Jericó el 26 de mayo de 1874 y fallecida en Medellín el 21 de octubre de 1949, hace 71 años? Todos sabemos de su canonización, ocurrida el 12 de mayo de 2013 en El Vaticano, y posiblemente hemos escuchado de los méritos para recibir este reconocimiento por parte de la Iglesia. Sin embargo, aún se ha escrito poco sobre su obra y sobre esta mujer cuya semblanza/cartografía se nos va revelando como si fueran los accidentes de un paisaje vistos desde la distancia.2 Para algunos estudiosos, su alcance teológico es comparable al de mujeres excepcionales al interior de la Iglesia católica como Hildegarda de Bingen (Alemania, 1098−1179), Catalina de Siena (Italia, 1347−1380), Teresa de Jesús (España, 1515−1582) o Teresita de Lisieux (Francia, 1873−1897), mismas ←14 | 15→que han recibido el título de Doctoras de la Iglesia por sus carismas intelectuales como escritoras o visionarias. No obstante, el referente más inmediato es la carmelita de Ávila, con quien Laura Montoya guarda varias afinidades. Pues, así como Teresa de Jesús en pleno siglo xvi recorría los caminos de España con la misión de fundar conventos para su Congregación −17 en total−, Laura Montoya hizo su peregrinación a lomo de mula por los insondables caminos de Antioquia, dejando tras de sí los cimientos de su Congregación de Misioneras en tres países, noventa casas misioneras y casi quinientas religiosas.
Con esta información concebimos los contornos de un primer mapeo, que se corresponde con el recorrido geográfico y fundacional de Laura Montoya. Suponemos que la dimensión de la obra de Laura Montoya solo se visualiza con la perspectiva del tiempo, por lo que hoy nos preguntamos, en primer lugar, por la idea que la sociedad antioqueña se forjaba de esa mujer-misionera que, en 1914, opta por vivir entre los indígenas de la selva y, en segundo lugar, por cómo repercute esa imagen forjada entonces en la de hoy como personaje público, especialmente después de la canonización. Esta indagación alude al ser de Laura Montoya, y en cierto sentido nos desplaza al campo de la representación, de modo que nos preguntamos −a partir de la idea borgiana, que deconstruye el mapa como representativo de todo el territorio− si la imagen pública de Laura Montoya representa su ser. Sobre este tema reflexiona Pedro Agudelo en el primer capítulo del libro, “El rostro y la fotografía. Devenir imagen en la Madre Laura”. Las fuentes fotográficas que nutren la investigación de Agudelo se encuentran en el archivo de la Comunidad de las lauritas. En este trabajo, además de presentar algunas ideas sobre la fotografía y su valor para la memoria histórica, Agudelo aborda el ser y el hacer de la santa fundadora desde la representación fotográfica. Seguidamente, exhibe un análisis de varias fotografías del archivo, resaltando los procesos que connotan las imágenes y que le otorgan un valor distintivo. Finalmente, muestra cómo el rostro constituye un aspecto central a la hora de restituir la imagen de la Madre Laura como personaje público.
En el siguiente capítulo, “Hacia la conformación de un corpus de literatura misionera en clave femenina. Los diarios misioneros de la Congregación de Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Sena”, María E. Osorio Soto traza las líneas de un mapa apenas imaginado, y que alude a los territorios de misiones, así como a la rica documentación que las hermanas han producido en ellos y sobre ellos durante las décadas que han tenido presencia en la Amazonía y bajo la forma de “diarios de misiones”. Sobre este archivo, específicamente los diarios la Amazonía colombiana, Osorio sostiene que conforman un corpus bastante ignorado por la academia, pero que contribuiría a entender los ←15 | 16→procesos sociales y económicos, políticos y culturales que, durante el siglo xx, se han dado en la región. En los diarios de las misiones se describe la Amazonía colombiana como un espacio indómito, rico y diverso, a la vez que las narradoras denuncian la tragedia política, social, económica y ecológica de la que han sido víctimas el territorio y sus habitantes. Este corpus además tiene la novedad de presentar la perspectiva femenina de la historia de las regiones periféricas.
El capítulo tres va en una senda similar al anterior, pero en esta ocasión el propósito se centra en trazar el mapa literario de Laura Montoya Upegui con sus contornos simbólicos y ficticios propios del lenguaje literario. Es así como Edwin Carvajal analiza el discurso literario y espiritual de la santa y demuestra que si bien su escritura la concibe como parte del proyecto religioso y misionero, también devela una apuesta por la creación literaria como un ejercicio fundamental de su proyecto de vida. Por lo anterior, este mapa aspira a ahondar en los mecanismos discursivos y géneros literarios que Laura Montoya emplea en su escritura, con el objetivo de evidenciar los trazos de su proyecto literario en medio de su otro gran proyecto de vida: la concepción de su espiritualidad. En síntesis, se busca delinear el mapa que configura el proyecto literario y espiritual de la santa colombiana, y con ello comprender mejor su cartografía artística, es decir, qué hace que su discurso sea literario o espiritual, y de manera especial, qué es lo literario en el legado de Laura Montoya, cómo lo concibe y cómo lo leen hoy los lectores del siglo xxi.
Continuando con la metáfora de lo cartográfico que hemos elegido como propósito de este libro, advertimos que se hace más complejo, en tanto que su desplazamiento opera entre diferentes disciplinas, en particular en los capítulos cuarto y quinto, con las pesquisas de Edison Neira, “El mestizaje religioso y cultural de la Madre Laura Montoya: adoctrinadora cristiana y adoctrinada indígena”, y la de Ricardo Vargas Posada, “The Mission to ‘Civilize’: the Case of the Lauritas Nuns among the Emberá Eyabida in the Urabá Region, western Colombia”. Ambos autores se apoyan en los estudios culturales y en el análisis del discurso, para penetrar en las interpretaciones sociohistórico. Estas investigaciones tienen en común, como se entiende en sus títulos, un tratamiento del tema “civilizatorio”, recurrente en la obra de Laura Montoya quien, siendo hija de su tiempo, mediría los avances de su proyecto “civilizador” por los efectos que la cristianización iba teniendo al interior de las comunidades en la que desarrollaba su trabajo misional. Aquí el mapa se corresponde con los territorios periféricos e implica el mundo de las ideas religiosas, políticas o, entre otras y dependientes del observador, morales.3 Volvemos así a la entrañable ←16 | 17→correspondencia entre el ser y el hacer en Laura Montoya, el primero lo relacionamos con el ferviente deseo de ser maestra de indios y el segundo con la expansión de sus misiones en las regiones periféricas de Colombia.
La convicción católica de Laura Montoya, así como su deseo civilizatorio, se contextualiza teniendo en cuenta las políticas del Estado colombiano a finales del siglo xix, específicamente durante el periodo conocido como la Regeneración y marcado por la firma del Concordato y la fijación de la Ley 89 de 1889 “por la cual se determina la manera como deben ser gobernados los salvajes que vayan reduciéndose a la vida civilizada”. Sobre este panorama social y político desarrolla Federico Jiménez el capítulo seis, conduciéndonos por la geografía de lo jurídico para desentrañar una voz olvidada de una Laura Montoya que clamaba por reformas a la mencionada Ley sobre la cuestión indígena. Jiménez analiza un manuscrito de Laura Montoya de 1924, en el que se consigna una propuesta de reforma de la Ley 89 de 1889. El autor expone las motivaciones que llevaron a Laura Montoya a escribir este texto de carácter jurídico, y contextualiza la mencionada Ley destacando los antecedentes de la cuestión indígena, el ideario político de la Regeneración y la puesta en marcha del Concilio Vaticano I que, en la América católica, facilitó la llegada de diferentes misiones religiosas provenientes de Europa. Este mapeo se nutre entonces de políticas internas sobre la cuestión indígena, pero también externas, esto es, las relaciones Estado-Iglesia en Colombia.
Ser mujer y misionera, en la forma en que Laura Montoya se lo propuso, era inédito en el contexto colombiano, por lo que el mapeo de su hacer misional empezaría antes de 1914, mientras teje su sueño de ser misionera y tramita los primeros permisos para desempeñarse como maestra en el municipio antioqueño de Dabeiba, donde también desarrollaría su propuesta de misiones. Laura Montoya Upegui abandona la capital antioqueña, en compañía de su madre de 68 años y de otras cuatro compañeras, suceso que, entre otras cosas, ha quedado registrado en el periódico El Colombiano de la siguiente manera: “La marcha del grupo misionero por las calles de Medellín fue cosa nunca vista”. Durante el recorrido, según sus propios testimonios, los campesinos salían a su paso y, además de admirarse por lo novedoso de la caravana, le preguntaban sobre remedios para las dolencias que padecían. Laura Montoya, según entendemos, intuía el conocimiento de las plantas y, en algunos casos, parecía conocerlos, así que tampoco dudaba en recomendar sus recetas homeopáticas. Hoy vemos ←17 | 18→que esa tradición de mujeres-sabedoras-curanderas se guarda también en los conventos, aunque hasta hace poco habría sido incluso una herejía reconocerlo. Ciertamente, entre las hermanas de la Comunidad encontramos autoras de libros sobre botánica, así como hermanas que han asumido y practican los saberes ancestrales, afrodescendientes o indígenas, de las comunidades en las que han trabajado por años o a las que pertenecen. Un caso especial fueron las llamadas “Hermanas Oblatas”, quienes se desempeñaban como agricultoras o cuidaban de los animales, es decir, ejercían labores que garantizaban lo que hoy conocemos bajo conceptos como “soberanía y seguridad alimentaria”. En el mapeo de estas actividades, entendemos que Laura Montoya diseñó una microestructura que sería sostenida por las Hermanas Oblatas, cuyos conocimientos han sido transferidos al interior de la Comunidad. Un ejemplo de esta transferencia de saberes, y de la manera como hoy es desarrollada en los territorios con las comunidades, lo exponen los autores del capítulo siete, “Experiencias de soberanía y seguridad alimentaria a la luz de algunas prácticas alimentarias de las Hermanas Oblatas en las misiones de la Madre Laura”. La proyección de esa idea de soberanía alimentaria se materializa en un programa desarrollado en el departamento del Cauca, en el que participa la hermana Leonor Botello (coautora del artículo) en trabajo conjunto con la Asociación de Institutores y Trabajadores de la Educación del Cauca (asoinca).
Laura Montoya posiblemente se habría negado a ser nombrada escritora, y quizá tampoco reconocería su fruición por la escritura, pues difícilmente una monja podría haber revelado su placer en escribir en el contexto religioso; no obstante, escribir era una práctica cotidiana en la vida de Laura Montoya Upegui, y en la Congregación perviven los recuerdos colectivos de una imagen de su fundadora: “siempre sentada en su escritorio y escribiendo”. La obra de Laura Montoya es polifacética, y la riqueza que encontramos en su archivo, además de revelar una verdadera pasión por la escritura, da cuenta de su agilidad y capacidad para abordar diversos temas, aun en condiciones poco favorables. Un mapeo esquemático de su actividad como escritora empieza en 1906 con la publicación de “Carta abierta”, la cual fue atribuida a don Tomás Carrasquilla por mucho tiempo, que tenía por objetivo recuperar su honra después del conflicto ocasionado por la publicación de la novela del doctor Alfonso Castro: Hija espiritual (1906). Una novela corta que al parecer estuvo inspirada en ella, pero con otro nombre, y que ocasionó un gran escándalo en la sociedad medellinense de la época.
Laura escritora de cartas se dirige a importantes personalidades de la política en Colombia, como al entonces presidente Carlos E. Restrepo, para solicitarle apoyo para el proyecto misional, que ya empezaba a promocionar como algo ←18 | 19→diferente, argumentando que el ser mujer la capacitaba para hacerlo mejor que las comunidades masculinas. Mientras preparaba su viaje a Dabeiba se cuida de comprar útiles de escritorio y unas “cincuenta hojas de papel de escuela y otros tantos sobres”. Siendo demasiado pocas, advierte que una vez en la selva “no volvería a escribir sino una carta o dos por año”. Sin embargo, la compañera de compras la interpela para decirle: “–Verá que de allá, del pleno monte, va a comenzar su vida pública y que no va a ser como la de Nuestro Señor, de tres años, sino más larguita…”.
No se equivocaba su acompañante: justo desde Dabeiba empieza Laura Montoya una especie de “corresponsalía” con sus “Cartas misionales”, inicialmente enviadas a la familia y a benefactores, como al obispo de la Diócesis de Santa Rosa de Osos, Maximiliano Crespo, en las que relata los pormenores de su trabajo en la región de Urabá. Estas cartas empiezan a publicarse en el mismo año de 1914 en El Colombiano y, posteriormente, en El Católico de Santa Rosa. Sin embargo, la obra que mejor refleja su dimensión de escritora es Historia de las misericordias de Dios en un alma, un texto de corte autobiográfico que escribe entre 1925 y 1933, por petición de su confesor, el sacerdote eudista Esteban Le Doussal, CJM. Él, a la manera que lo hicieran los confesores durante el barroco hispanoamericano con las monjas escritoras, le indica a Laura Montoya que escriba y que le envíe la narración de su vida. Así, bajo el signo de la obediencia, Santa Laura se desata en el placer de la escritura y, aunque quizá solo tenía en mente los receptores posibles: el sacerdote y sus hijas de la Congregación, el resultado es un texto delicioso para cualquier lector. Historia de las misericordias de Dios en un alma se constituye como su obra más rica en recursos estilísticos, y justo por esta obra el escritor Héctor Abad Faciolince (2019) la califica como novelista.
Bajo el sugestivo título de Voces místicas de la naturaleza, conocemos una pequeña y delicada obra que fue concebida como un medio de oración en aquellos espacios en los que no se dispusiera de templos. A la manera de la más hermosa tradición mística, la santa alude a la naturaleza como sagrario y a los elementos de la misma: el río, la flor, el arcoíris, los pájaros, como símbolos de la presencia divina o como medios para acceder a Dios. Este texto asimismo guarda un saber ilustrado sobre los fenómenos naturales, que Natacha Ramírez desarrolla en el capítulo ocho: “Convergencias con relación a la naturaleza a partir de las perspectivas de Francisco José de Caldas (1768−1816) y Laura Montoya Upegui (1874−1949)”. Lo interesante es que tanto el Sabio Caldas, cuya mirada la impregna el espíritu cientificista, como Laura Montoya se apoyan en el pensamiento religioso católico para explicar “el origen”.
←19 | 20→Dos capítulos aportan a la cartografía antropológica y teológico-literaria de la escritora. Por un lado, Edwin Alejandro Rivera escribe “Antropología de la intersubjetividad: una aproximación contextual a la expresión “mi llaga” en la Autobiografía de Santa Laura Montoya” y profundiza en la perspectiva humanista que fundamenta la misión de la santa con los marginados y desechados de la sociedad: los indígenas. Rivera analiza la expresión conocida de Laura Montoya, cuando declara ella que los indígenas se habían convertido en su propia “llaga”, y sostiene que la expresión suele ser reducida al campo literario, esto es, vista como un recurso estilístico; sin embargo, Rivera propone también el análisis de los contextos diacrónico y sincrónico que enmarcan la expresión de la Madre Laura, para así rescatar la comprensión del ser humano que dicha expresión implica, valiéndose de las contribuciones de la antropología-fenomenológica del siglo xx, pues se asimila a la de uno de los grandes filósofos de la intersubjetividad, Emmanuel Lévinas. En el siguiente capítulo, “Santa Teresa de Jesús y Santa Laura Montoya: un diálogo mistagógico”, Andrés Mauricio Martínez compara la espiritualidad de Teresa de Jesús y la de Laura Montoya, concretamente en lo referente al fenómeno de lo mistagógico, que emerge en algunos de los escritos de las autoras, evidenciando la riqueza mística, así como la relevancia que tiene el recurso al símbolo y la característica de la relación afectiva con Jesús.
Details
- Pages
- 276
- Publication Year
- 2021
- ISBN (PDF)
- 9783631839478
- ISBN (ePUB)
- 9783631839485
- ISBN (MOBI)
- 9783631839492
- ISBN (Hardcover)
- 9783631838761
- DOI
- 10.3726/b17752
- Language
- Spanish; Castilian
- Publication date
- 2021 (January)
- Published
- Berlin, Bern, Bruxelles, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2021. 276 p., 2 il. en color, 10 il. blanco/negro, 10 tablas.